domingo, 1 de noviembre de 2009

Sobre la memoria

El paso, y el peso, de los años hace que vayamos perdiendo memoria. Es ley de vida y no lo podemos evitar. Un ejemplo de ello es lo que le ocurre a Don Gregorio Peces Barba.





Ayer, mientras estaba leyendo, me llamó mi mujer para decirme que por la caja tonta se estaba transmitiendo un programa con motivo del fallecimiento de D.Sabino Fernández del Campo. Al acercarme al televisor me tropecé con la imagen de Peces Barba haciendo un elogio del que había sido secretario de la Casa Real. Decía el socialistón que Sabino, aquel 23 de febrero, pudo darse cuenta de que Armada era un traidor a la democracia y al Rey, y ponía verde a quien en aquellos momentos era segundo Jefe del Estado Mayor.



A D. Gregorio le fallaba la memoria. Se olvidaba que en la lista que, finalmente, y gracias a la Doctora Echave, se pudo conocer completa años más tarde, figuraba él como Ministro de Justicia.


Por supuesto, ninguno de los que estaban relacionados en aquella lista, tenía la menor idea de que, si Armada entraba en el hemiciclo, tendría que hacerse cargo (contra su voluntad, por supuesto) de un Ministerio , de modo que así podría decir:"Por mi madre te juro que me han hecho Ministro", que es lo que suele decirse en estos casos.





Y cuando de la memoria histórica se trata, una de esas Asociaciones por la Memoria Histórica, que reciben de nuestro bolsillo a través del Gobierno suculentas asignaciones. describe con estas palabras la gesta del Alcázar de Toledo:




"Setecientos hombres, futuro Batallón Toledo - "Aguilas de la Libertad"- han sitiado a más de dos mil quinientos. En las calles fusiles escasos, pistolas sin munición, un par de cañones del 7,5- Dentro, abundancia de morteros y ametralladoras, de municiones y víveres. Tras de los grandes muros del Alcázar, las tropas mejores del viejo ejército.


Guardias civiles curtidos por largos años de servicio; más de un millar de cadetes -fascistas convencidos- con tres.cuatro o cinco años de estudios militares; unos centenares de soldados escogidos y todos los falangistas y requetés de la provincia. En el extranjero, donde no conocerán nunca la agria verdad de nuestra lucha, se forjará una leyenda con el Alcázar. Se presentará como heroismo el gesto de unos cadetes enemigos del pueblo. No hay que extrañarse. Los cadetes, jóvenes, elegantes, ricos, con títulos nobiliarios, son mucho más gratos a los ojos de las burguesitas norteamericanas que unos hombre heroicos que pelean por la libertad. La resistencia del Alcázar no es más que una cobardía sin límites. Dentro del fortín hay muchos más hombres que fuera. Y, sin embargo, no son capaces de romper el cerco. Y, sin embargo, dejan perder la ciudad de Toledo ante unos centenares de hombres tan sobrados de valor como carentes de armas...etc.etc."



Y nosotros, por nuestra cuenta, añadimos que todo esfuerzo tiene su recompensa. Por eso nos fué posible conocer el final de toda esta historia en un diario madrileño de aquellos dias










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