La bella Simonetta, orgullo de los florentinos, y de la que estaban enamorados todos los jóvenes nobles de Florencia, había nacido en Génova; era hija del rico comerciante Gaspare Cattaneo, y a los 15 años se casó con Marco Vespucci, primo del famoso cartógrafo y explorador Amérigo Vespucci, de quien se tomó el apellido para bautizar al continente americano.
El caso es que Botticelli no encontró mujer más bella para representar a la diosa chipriota surgida de la espuma del mar que baña la ciudad de Pafos, donde en estos momentos nuestro Presidente está tomándose unas vacaciones, quizás para olvidarse del desastre que nos deja a los españoles, y del más que presumible ridículo que va a protagonizar en Europa, y de hecho ya lo está protagonizando.
Nosotros deseamos que estas vacaciones se prolonguen lo más posible, y se olvide de esta desgraciada España. Por eso nuestro sueño es verle pronto dispuesto a pasar unas eternas vacaciones
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