Para quitarme los prejuicios que me animan para este nuevo año, lo he empezado con el concierto tradicional de la Sinfónica de Viena con la idea de animarme un poco. Yo no he estado nunca en Viena y lo siento porque es una ciudad bellísima, y por la que siento una gran simpatía. Encima, me une a ella el hecho de que un hermano mío, sacerdote en Peterskirche, pasó allí los últimos años de su vida. Y cuando recibí la noticia de su muerte ya estaba enterrado y no pude ir a despedirlo.
Del cementerio de Viena dicen que no llega a ser tan grande como la ciudad de Zürich, pero es mucho más divertido. Y es que está lleno de obras de arte y muy bien cuidado.
Al mismo tiempo, la ciudad de Viena tiene muchos recuerdos de la presencia de los soldados de los Tercios españoles en una época que bien podría compararse a la actual, cuando en los siglos XVI y XVII el imperio otomano se expandía por Europa, amenazando a Viena.La primera vez que esta ciudad tuvo que soportar un sitio de los turcos fué en tiempos de Solimán el Magnífico en el año 1529 cuando, tras derrotar a los húngaros de Fernando II en Mohacs lanzó a sus 150.000 soldados contra Viena, de la que muchos habitantes habían huido, y no poseía tampoco defensas porque las que había eran viejas y débiles. Sin embargo, los soldados supieron rechazar briosamente los ataques de los famosos jenízaros, el tiempo suficiente para que entre el clima, la falta de víveres y el anuncio de la próxima llegada de los soldados del Emperador Carlos de España, considerasen que era mejor retirarse.
Como en aquellos tiempos el peligro que corría Europa era la invasión de los turcos, con las tropas que el Emperador Carlos había enviado a Viena, aprovechó la ocasión para enviarlas contra Túnez, porque la amenaza no estaba solamente por tierra, ya que la escuadra otomana era la que mandaba en el Mediterráneo.
Y esto me trae el recuerdo de una noticia que leí hace treinta años con motivo de la visita de los Reyes de Espàña a la ciudad de Estrasburgo. Era Secretario General del Consejo de Europa un socialista austríaco que dijo que el viaje representaba "la voluntad de España de estar definitivamente por Europa, lo que no fué siempre así a lo largo de su historia".
Y es que los socialistas cuando rebuznan lo hacen de verdad. Precisamente, Estrasburgo es Francia, que siempre estuvo a favor de los turcos, lo mismo en tiempos de Carlos de Gante que en los de Felipe II, como se pudo ver en Lepanto. Y fué a decirlo, precisamente allí. Y tiene aún más guasa que lo dijera un austríaco, cuando si de algo podemos lamentarnos los españoles es de haber agotado recursos humanos y financieros en defensa de una Europa encarnada entonces por la corona de Austria, y que se iba extendiendo por Europa por vias matrimoniales. No recuerdo quien fué el poeta que escribió (¿quizás Hercules Strozzi?) aquello de: "Bella gerunt fortes, tu felix Austria nube". Y mientras tanto Austria lucía orgullosamente las cinco vocales de su escudo. Pero estas cosas las debía ignorar aquel socialista que se llamaba Franz Karasek, como que fueron los Tercios del Marqués del Vasto quienes contribuyeron con su presencia a que los turcos levantasen el cerco de Viena.
De todos modos, vaya toda mi simpatía por los vieneses. Sobre todo porque ellos también tienen que soportar la burricie socialista.
Que Dios nos depare a todos un año 2010, al menos soportable. Que ya veremos en qué acaba todo esto. Mientras tanto, silbaremos la Marcha de Radedzki. para animarnos.
P.S. Para los que no estén informados de lo que significan las cinco vocales del escudo de Austria, les diremos que hay dos versiones, una en latín y otra en alemán.
En latín: Austriae Est Imperare Orbi Universo
En alemán: Alles Erdreich Ist Österreich Untertahn
O sea, que todos los reinos de la tierra son súbditos de Austria.
Gott erhalte Franz den Kaiser!
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