La mentira es necesaria. Ya lo decía Lenin. Hay que explicar al "respetable" todo eso de las aguas envenenadas por los frailes o los caramelos envenenados por los curas, que ya se utilizaba en España a mediados del siglo XIX. La violencia tiene que estar precedida por una campaña bien dirigida para introducir en las mentes de los futuros votantes la necesidad de llegar a la paz. Esa paz tan ansiada por todos. Conseguido ésto, basta con ejercer la violencia, y el gato empieza a entrar en la talega.
Ejercer la mentira es, también, ocultar la verdad. Y esa verdad podría explicarnos mucha cosas que ocurrieron aquel 16 de febrero de 1936 cuando el Frente Popular "ganó" las elecciones y Alcalá Zamora, que era el Presidente de aquella República se vió suplantado por Manuel Azaña por arte de birlibirloque. Y ocurre que entre los 1.200 folios de las memorias de Alcalá Zamora aparecen actas con los resultados de aquellas elecciones. Si se llegan a publicar muchos ilustres "historiadores" podrían quedar con el trasero al aire. Algo de eso ha ocurrido al abrirse en Moscú algunos archivos sobre nuestra guerra civil.
Un ejemplo de lo que ocurrió aquel nefasto día se puede leer en el ABC del dia 19 de febrero, a los tres dias de haberse celebrado las elecciones.
Y como estamos próximos a unas elecciones generales, de momento ya se ha empezado a notar la violencia y la mentira.Violencia en las iglesias y mentira en las declaraciones de los ministros.Brillan el ellas las de Rubalcaba, Pepiño y Bono. Y ej que no se puede aguantar.
Preparémonos a afrontar lo que se nos viene encima.
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