Yo no lo quito
El 28 de abril de 1936, dos meses y medio antes del comienzo de nuestra guerra, tuvo lugar en Barcelona un hecho que, de acuerdo con esa famosa Ley de Memoria Histórica, se viene ocultando a los españoles, pero de cuya autoría se sospechaba desde el primer momento que se produjo, y es el asesinato de los hermanos Miguel y José Badía, cuando salían de su casa, a las tres y media de la tarde, en la calle de Muntaner nº 38.
Lo que se está ocultando es que este asesinato se produjo por encargo de la Generalidad de Cataluña, cuyo presidente era Luis Companys, aunque los asesinos eran pistoleros anarquistas.
Lo que se está ocultando es que este asesinato se produjo por encargo de la Generalidad de Cataluña, cuyo presidente era Luis Companys, aunque los asesinos eran pistoleros anarquistas.
José y Miguel Badia
Esta sospecha se produce desde el primer momento, y así lo dice el corresponsal en Barcelona de El Pueblo Vasco, cuando escribe en el encabezamiento de la información esta frase: "Mientras unos achacan el atentado a elementos de derechas, otros dicen que la agresión es cosa de dirigentes de la Esquerra".
Los que actuaron en el atentado fueron cuatro anarquistas; dos españoles y dos argentinos; y el jefe del comando que disparo tres balazos a Miguel Badía era Justo Bueno Pérez, un aragonés nacido en Munebrega (Calatayud) venido a Barcelona, donde había trabajado como tornero, y estaba afiliado a la FAI.
Justo Bueno Pérez
A éste le acompañaban Lucio Ruano Secundez, argentino, Vicente Tomé Martin y Jose Martinez Ripoll, y huyeron en un coche que les seguía para facilitarles la huida.
El suceso llamó mucho la atención porque se nombró un juez instructor para tomar declaración a veintisiete falangistas detenidos a los cuales se pretendíó achacar aquel delito. El juez,como no existían pruebas de su intervencion en aquel delito, tenía que ponerlos en libertad. Pero antes de hacerlo se nombró otro juez instructor de la causa con presiones muy fuertes para continuar con los falangistas detenidos.
El día siguiente al asesinato se celebró un entierro multitudinario, presidido por las autoridades barcelonesas. Por cierto que el presidente Companys no aparece en la foto de la presidencia del entierro de aquellos dos hermanos que "habian sido asesinados por los falangistas".
Mientras tanto, un policía barcelonés, llamado Jaime Vicen Salabert, averiguó quienes eran los asesinos y detuvo a Justo Bueno porque una testigo presencial de los hechos lo reconoció varias veces en rueda de presos. No obstante, los falangistas continuaron detenidos y a Justo Bueno el nuevo juez lo puso en libertad. Por cierto que en cuanto se produjo la sublevación militar en la Barcelona de 1936, a este policía lo raptaron cuando estaba comiendo en el Bar Velódromo, lo metieron en un coche, y lo asesinaron.
Justo Bueno, en compañía del terrorista argentino y conocido delincuente, Lucio Ruano Secundez, apareció en la Columna Durruti que marchaba en dirección a Zaragoza, alcanzando en ella considerable predicamento realizando crímenes y otras fechorías. Más tarde formaban parte de la Consejería de Defensa y continuaron realizando desafueros, entre ellos el asesinato de un aviador francés, Jean Moreau, que se presentó en Barcelona con su avión para ponerse a las órdenes del gobierno.
Desde incluso antes de octubre de 1934 Companys tenía dos motivos para deshacerse de Miguel Badía, a quien le habían puesto el mote de "el Capitá Collons" porque era un hombre muy valiente que se enfrentaba con los anarquistas y que fué durante algún tiempo el Concejal de Seguridad de la Generalidad catalana dedicado a perseguir a los huelguistas y pistoleros anarquistas. Pero poco después del 6 de Octubre de 1934 Badía se separó de Esquerra Republicana de Catalunya y, desde su exilio en Francia, reorganizó el viejo partido de Estat Catalá, enfrentándolo políticamente a la Esquerra de Luis Companys.
Pero si había razones políticas que enfrentaban a Miguel Badía con Luis Companys, había otras razones, éstas de tipo sexual, porque Companys, que se había casado en 1910, se había encaprichado con una mujer de Juventudes de Esquerra que se llamaba Carmen Ballester, sobre la que el "Capitá Collons", que ya la había conocido (en su sentido bíblico) y sobre la que creía tener sus derechos. Y esta relación la conocía media Barcelona porque un día se pilló inoportunamente en el local de las Juventudes de Esquerra al presidente en plena faena con Carmen Ballester. Huelga decir que la noticia corrió como la pólvora por las calles de Barcelona.
Carmen Ballester Llasat
Acabada la guerra civil, Justo Bueno se exilió a Francia, pero regresó en los años cuarenta y un antiguo comisario de policía, que lo había conocido años antes, lo reconoció y lo detuvo. para ser condenado a muerte por un tribunal. Pena que se le aplicó en el Campo de la Bota el dia 10 de febrero de 1944 en compañía de otros cuatro acusados de delitos de sangre durante el dominio anarquista en Barcelona.
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