viernes, 23 de marzo de 2012

La felicidad

Yo no lo quito

1.-He aquí un bonito tema de controversia: "¿Puede el PP hacer felices a las mujeres?". Por supuesto, en El Alimoche nunca nos habíamos atrevido a plantear estas cuestiones tan importantes. Sin embargo, la conocida número dos del Partido Socialista Obrero Español ( "la PSOE", para entendernos) que, como todos sabemos "tiene estudios" de Derecho y Políticas, está adoctrinando a las mujeres andaluzas sobre esta cuestión.


Lo que doña Elena Valenciano Martíez-Orozco está haciendo estos dias es intentar convencer a las mujeres andaluzas de que para ser feliz lo que tienen que hacer es votar al PSOE. La razón es obvia; votando al PP las mujeres se verían obligadas a retroceder cincuenta años en su legítima carrera por la felicidad. Argumento que constantemente están utilizando los políticos sociatas.

Y es que doña Elena Valenciano Martínez-Orozco, que era una niña de  familia acomodada que estudiaba en el Liceo Francés de Madrid, idioma que domina, cuando llegó a los quince añitos descubrió que para ser feliz lo que tenía que hacer es hacerse socialista. Y en busca de esa felicidad lo que hizo es abandonar los estudios esos de derecho y políticas, que  no pueden hacer feliz a nadie, e ingresar en las juventudes sociatas en aquella época del binomio Felipe González-Alfonso  Guerra. Por cierto, binomio que se cargó a su señor padre, el Doctor don Luis Valenciano, que había sido Director General de Sanidad, nombrado por el gobierno de UCD, y que se tuvo que tragar aquel feo asunto del aceite de colza siendo ministro de Sanidad, si la memoria no nos falla, el señor Sancho Rof.

Incluso hay quien escribe que la jovencita llegaba a participar en aquellas manifestaciones sobre la colza que organizaban los sociatas, y en las que se llamaba "asesino" a su señor padre. ¿Cabe mayor felicidad?

Su conocimiento de la lengua de Molière le permitió trabajar como telefonista en la central del Partido, ya que el francés era muy utilizado por los políticos europeos.

Por esto la señora Valenciano Martínez-Orozco quiere que las mujeres andaluzas sean, al menos, tan felices como ella ha sido y sigue siendo.

Que Dios reparta felicidad. Eso es lo que todos deseamos.



2.-El tradicional anticlericalismo español.

Todos sabemos, por muy  burros que seamos, que en la formación de eso que denominamos España, de su Historia y de su Cultura, ha tenido una participación muy importante la Iglesia de Cristo. O sea, la cultura cristiana y la religión cristiana.

Pero desde hace algo más de dos siglos a la cultura española, y a la europea en general, le ha salido un forúnculo que se llama masonería. Y en España no hemos podido librarnos de un anticlericalismo feroz, que se plantó frente a la iglesia en nombre de la "Liberté, Egalité y Fraternité". O sea, de la progresía.

La religión cristiana apareció en España traida por aquellos siete varones apostólicos que en Roma habian sido discípulos de Santiago el Mayor. Eran todos ellos hispanos y se distribuyeron por la Bética dando lugar a la ctreación de los primeros obispados españoles. Uno de ellos se llamaba Indalecio. Parece que era de Caspe y fué obispo de Almería. Su nombre es típicamente ibérico como Istolacio, aquel guerrero que luchó contra la invasión de los cartagineses.

Curiosamente, uno de los socialistas más famosos de nuestra Historia, también se llamaba Indalecio, pero no debemos confundirlo con el primero. Y es que los socialistas han sido los anticlericales más destacados de España. Un ejemplo lo tenemos en el ya desaparecido Público, desde donde se ha desbarrado, insultado y muchas cosas más contra la Iglesia católica española y contra el mismo Papa.



Otra muestra de lo mismo la tenemos aquí


Esta vez se trata de Juan Pablo II, que ha sido el gran enemigo de los anarcos, comunistas, sociatas y masones que abundan por estos pagos. La flor y nata de nuestra sociedad.


Como estos, que entraban en las iglesias y destruian los que podian, se llevaban lo que querian y llegaban a incendiar las iglesias.

Una forma como otra de ser feliz.



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