Yo no lo quito
A los españolitos de a pié, que estamos presenciando las barbaridades que dicen en esta campaña electoral los que nos gobiernan, a medias entre la estulticia y la soberbia, no se nos ocurre otra cosa que recordar que hace más de dos mil años alguien, desconocido, tuvo la humorada de escribir un libro que hoy conocemos como el Ecclesiastés, del que podemos deducir muchas enseñanzas. Una de ellas es esta frase
en la versión latina de San Jerónimo, que fué secretario del primer Papa español, San Dámaso. Traducida a nuestra lengua común diríamos que "el número de tontos es infinito".
En la España gobernada por los socialistas esto tiene una validez axiomática que se está demostrando cada día que pasa. Porque no creemos que exista en el mundo occidental ninguna otra nación cuyos ciudadanos hayan sido capaces de votar por dos veces consecutivas a un partido que les ha engañado, les ha robado y les ha estado mintiendo constantemente. Y es que en este pais somos muy machos; y así nos va.
Sólo de este modo se puede comprender que el aspirante a jefe de la oposición, Rubalcaba, tenga el valor de afirmar ante una multidud de seguidores que aumentando un 10% los impuestos especiales (excepto en el vino y la cerveza) y eliminando las exenciones fiscales a la sanidad privada, se puede acabar con el déficit que existe en el sistema sanitario español, cuyo montante viene a ser de unos 22.000 millones de euros, entre la deuda que se conoce con certeza y lo que habrá que sumarle de facturas aún no pagadas por las distintas comunidades autónomas.
Pero tampoco termina ahí la cosa, sino que afirma que, empeñados como estamos hasta las cejas, no es conveniente reducir gastos. Eso jamás.
Tampoco se ha quedado corto el Tribunal Constitucional, que acaba de avalar la violencia sindical de los piquetes amparándose en el "contexto huelguístico". Votaron en contra de esta decisión tres magistrados que son Francisco Hernando, Ramón Rodriguez Arribas y Francisco Perez de los Cobos.
O sea, que podremos organizar un festival de huelgas (por ejemplo, una huelga de "justiciables"), entrar en el TC y darnos el gustazo de patear a sus señorías (a éstas señorías) sin que nos puedan hacer nada porque estaremos amparados por el "contexto huelguístico".
Porque no hay nada mejor que ser libre. O sea, mucha "liberté" y poca "fraternité".
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