Yo no lo quito
En nuestro ejemplar del día 25 de octubre de este año tuvimos ocasión de escribir sobre la posición que adoptó el jefe de los escamots de Estat Catalá tras los sucesos del mes de octubre de 1934. Este partido lo había fundado Francesc Maciá y al fallecer éste y quedar Companys como Presidente de la Generalidad de Cataluña, se produjo la fusión de Estat Catalá con Esquerra Republicana. Pero Luis Companys estaba más cerca de los sindicalistas que de los independentistas, y ésto se pudo ver claramente cuando Companys, que había actuado por la presión de los de Estat Catalá, (Badía, Dencás, Xammar) se rindió a las 10 horas de haber proclamado la República catalana.
Tras el fracaso de la intentona, sabemos que Dencás se escapó a través de la alcantarilla de la Barceloneta, pero Badía en aquellos momentos no estaba presente en la Consejería de Gobernación, y se dirigió a Francia, donde pudo reunirse con otros fugados y proclamar la separación de Estat Catalá de la anterior coalición mientras Companys se encontraba preso en la cárcel de Puerto de Santa María.
Pero el 16 de febrero de 1936 gana las elecciones el Frente Popular, y Companys es puesto en libertad y se presenta en Barcelona para regresar a la Presidencia de la Generalidad.
Companys regresa de la cárcel.
Miquel Badía hace lo mismo y pronto tendrá que enfrentarse a Companys. Porque el Presidente tiene, además, un problema personal. Y ese problema se llama Carmen Ballester Llasat, que era una militante de Esquerra Republiocana que se había divorciado de un tal Durán y había mantenido alguna relación con Badía, Y Companys también había mantenido una relación intima con esta militante de Esquerra hasta el punto de que, cuando ingresó en la cárcel, esta mujer había estado viviendo en casa de un tal Andreu Rebertés. Y por eso, al día siguiente de hacerse cargo de su despacho de Presidente de la Generalidad, lo nombró consejero de orden público, quizás atendiendo a una petición de Carmen Ballester.
Carmen Ballester
Sin embargo, el enfrentamiento Companys - Badía no iba a empezar porque a los dos meses de regresar Miguel Badia a Barcelona, el 28 de abril de 1936, iba a morir asesinado junto con su hermano José en la calle de Muntaner esquina a Consejo de Ciento. Los componentes del comando asesino fueron cuatro anarquistas, dos de ellos eran unos pistoleros argentinos y los otros dos españoles. Aquel asesinato produjo en Barcelona una enorme impresión.
Pero el Comisario de Orden Público, que era Escofet, hizo correr el rumor de que se trataba de un grupo de falangistas, y se produjo la detención de varios de ellos, que estuvieron unos días en la cárcel. Sin embargo, podemos ver que un diario vasco no daba mucha veracidad a esta información y
apuntaba a dirigentes de Esquerra
El diario barcelonés La Vanguardia informaba el dia 29 del entierro de los
Badia, que fué multitudinario
Y en esta foto puede verse la presidencia del cortejo fúnebre, en la que no aparece el Presidente de la Generalidad
Pero no termina aquí esta historia porque en la misma página de La Vanguardia que hemos reproducido, aparece al pié de la tercera columna otra noticia titulada "UN ATENTADO" en la que se informa del asesinato del "Pep de la Criolla", dueño de un cabaret de baja estofa situado en el barrio chino, que fué asesinado por cuatro hombres que se dice que eran mozos de escuadra de paisano. Este hombre era confidente de la policía y muy amigo de Badía, de cuando éste era el jefe de los escamots. Era el ambiente precursor de la guerra civil.
Fracasada la sublevación militar en Barcelona, el dia 20 de julio de 1936, el poder estaba en la calle en mano de los anarquistas, cuyos dirigentes se presentaron a Companys aquel mismo dia 20 de julio encabezados por Durruti, Garcia Oliver, Abad de Santillan y Garcia Oliver. Y, al recibirlos, Companys les dijo:
"Habéis vencido y todo está en vuestro poder: si no me necesitáis o no me queréis como Presidente de Cataluña, decídmelo ahora que pasaré a ser un soldado más en la lucha contra el fascismo. Si, por el contrario, creéis que este puesto que solo muerto hubiera dejado ante el fascismo triunfante puedo con los hombres de mi partido, mi nombre y mi prestigio,ser útil en esta lucha que, si bien termina hoy en la ciudad, no sabemos cuando y como terminará en el resto de España podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de político que está convencido de que hoy muere un pasado de bochorno y que desea sinceramente que Cataluña marcha a la cabeza de los países más adelantados en materia social".
La ola de desmanes que siguió a la derrota militar en Barcelona (una de las primeas decisiones de los anarquistas fue abrir las puertas de la Cárcel Modelo dando lugar a un fuga de delincuentes comunes que pronto se dedicaron a robos y asesinatos) que fue necesario que aparecieran en las paredes de la ciudad carteles como éste indicando que "el pillaje deshonra el triunfo".
En honor a la verdad hay que decir también que algunos personajes que ocupaban puestos de responsabilidad en el gobierno de la Generalidad hicieron furtivamente lo que pudieron para amortiguar aquella ola de asesinatos que inundó la ciudad; pero los que mandaban en la calle eran los anarquistas, los socialistas, los comunistas, los trotskistas y los delincuentes comunes. Por este motivo, algunos miembros destacados de la Generalidad tuvieron que salir por la frontera francesa para salvar su vida. Unos voluntariamente y otros fueron camuflados para realizar imaginarias misiones en el extranjero, Uno de estos fué Federico Escofet Alsina, Comisario de Orden Público, que fué enviado a Francia para salvar su cabeza, con la supuesta misión de "comprar material de guerra" porque había permitido que salieran al extranjero algunos religiosos, habiendo recibido por este motivo amenazas de muerte.
El otro conocido personaje que tuvo que salir de Cataluña fué
Manuel Carrasco Formiguera, católico catalanista educado en los jesuitas, que fué enviado a Bilbao como "representante del Gobierno de Cataluña en Euzkadi".
A todo ésto, los dirigentes de
Estat Catalá, opuestos a
Companys, pudieron darse cuenta de que aquel sueño de
Francesc Maciá, de una república catalana, se había convertido en una república anarquista dispuesta a destruir a la burguesía catalana, y decidieron "catalanizar" la situación por medio de la fuerza, aun a costa de tener que acabar con la vida de
Companys a quien hacían responsable de haber entregado el poder a los anarquistas.
En nuestro próximo número, si Dios quiere, seguiremos con esta historia.