Yo no lo quito
Las últimas noticias que llegan a esta redacción sobre lo que está sucediendo en Cataluña nos obliga a tratar este tema porque lo que acaba de suceder es curioso, y creemos que merece ser comentado. Porque, como todos saben el Partido de Artur Mas, que era "Convergencia i Unió " se ha dividido en un grupo independentista, que es "Convergencia", y otro que no lo es, y que vuelve a ser "Unió Democrática de Catalunya", antes de la fusión, que se hizo con Jordi Pujol.
Pero ocurre que dentro de "Unió Democrática de Catalunya" se ha vuelto a producir otra escisión, por parte de un grupo que sí es independentista, pero que no acepta el acercamiento de Artur Más con Esquerra Republicana, Y este grupo se llama ahora "Hereus de UCD de 1931", que, como su nombre indica, son los que mantienen el espíritu de aquel extraño político que se llamó Manuel Carrasco i Formiguera.
En esta imagen, del año 1932, se puede ver a Francisco Maciá hablando desde el balcón del Palacio de la Generalidad, y el que aparece de espaldas es Manuel Carrasco i Formiguera.
Y como aquí hemos utilizado el adjetivo de "extraño" al referirnos a él, vamos a explicar que este líder del independentismo, que llevaba el tan castellano apellido paterno de Carrasco, era hijo de un hombre que se llamaba Rosendo Carrasco , que había nacido en la ciudad de Villena, (Albacete) muy próxima a lo que en estos momentos es el límite de Castilla la Mancha. O sea, que, de hecho, Carrasco Formiguera era hijo de un inmigrante que se casó en Cataluña con María Formiguera, natural de Liñola (Lérida). De este matrimonio nacieron tres hijos;uno fué Manuel, que estudió Derecho y Filosofía, y fué profesor de Derecho Mercantil en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona. Los otros dos hermanos, Luis y Rosendo fueron médicos, y éste último bien notable.
Esto ya puede indicarnos que a Rosendo Carrasco su traslado de Villena a Barcelona le debió ir bien porque sus hijos pudieron estudiar primaria y bachillerato en los Jesuitas, lo que también les puso en relaciones con la alta burguesía catalana. Tanto, que Manuel Carrasco i Formiguera se casó con doña Pilar Azemar y Puig de la Bella Casa, hija de un notable arquitecto del modernismo catalán.
No vamos a hablar mal de este hombre, como suele ser costumbre por estos pagos, porque como persona era un hombre muy tratable, con una profunda formación religiosa y un actitud, aún dentro de lo político, verdaderamente admirable, pero lo que nos lo convierte en un ser verdaderamente extraño es que, siendo él católico practicante, el veneno separatista le llevase a participar en la firma del Pacto de San Sebastián como representante de "Acció Catalana" junto a un grupo en el que más de la mitad eran masones y anticatólicos, y que aparecen en esta foto.
El gran escritor catalán Josep Plá comentaba irónicamente que Carrasco rezaba todos los días un rosario con toda la familia para que viniera la Segunda República. Y la segunda República llegó, Y entonces pudo darse cuenta de por donde venían los tiros, y estuvo haciendo gestiones para tratar de impedir aquella fobia anticatólica de los nuevos gobernantes. Por eso le expulsaron de Acció Catalana, o quizás se expulsó él, y formó la Unió Democrática Catalana.
En octubre de 1934, cuando Luis Companys declaró la República Catalana, Carrasco se mantuvo al margen de los acontecimientos. Sin embargo, en el inicio de la guerra civil, Tarradellas, que era Consejero de Finanzas, interesó su colaboración con el objeto de que le proporcionara textos legales que le permitieran rechazar las propuestas que le iban llegando en aquellos primeros días, cuando Barcelona era territorio anarquista, y en un diario de entonces se le acusó de "jesuitismo", Por lo que Companys le aconsejó que pasara a Francia para colaborar con la Generalidad desde allí con más libertad, y le nombró "representante de Cataluña en el Pais Vasco" para sacarlo de Barcelona. Se instaló en Bilbao mientras su familia permanecía en Barcelona.
La familia Carrasco Formiguera vivía entonces muy cerca de la casa donde habitaba este Asno en aquellas fechas. Poseian un magnífico chalet ( o "torre", como se llaman aquí) a poca distancia de la Plaza de Adriano, casi al final de la calle de Muntaner, y calle de Modolell. La fachada estaba pintada de color rojo cinabrio y en ella había un mosaico grande que representaba a la Virgen. O sea, que la casa era muy facilmente localizable. Esta vecindad hacía que este Asno conociera a Jordi Carrasco Azemar, que estudiaba el Bachillerato en el instituto Maragall de la calle de Provenza de Barcelona un año más adelantado, por su edad, y a veces subíamos a San Gervasio en grupo varios estudiantes vecinos al terminar las clases del Instituto. De aquella familia tan numerosa solo quedan hoy los dos pequeños, Oriol y Rosa Maria Carrasco.
El diario que acusaba a Carrasco de jesuitismo era, por supuesto, el anarquista "Solidaridad Obrera", que no cesaba de acusarle a pesar de que la Generalidad le mantenía en aquella "embajada". Pero un día tuvo la mala idea de pasar por aquella Barcelona que había abandonado para recoger a su familia y llevársela a Bilbao a principios de 1937.
Se llevó a su esposa y a seis de los ocho hijos que tenía a Bayona para desplazarse por mar a Bilbao porque San Sebastian ya estaba en manos nacionales, y se tuvo que embarcar en el mercante Galdames, que estaba armado y llevaba un cargamento de moneda recién acuñada para el gobierno vasco. Con tan mala suerte que, por entonces, el crucero Canarias se encontraba en la costa cantábrica esperando la llegada del Mar Cantábrico que venía de Nueva York y Veracruz con un cargamento de material bélico para la República. Y, noticioso de la próxima llegada del Galdames, que venía escoltado por el destructor José Luis Diez y por los bous armados Guipuzcoa, Nabarra, Bizcaia y Donostia. Total, que se organizó la batalla de Cabo Machichaco en la que un disparo contra el Galdames produjo cuatro muertos , una mujer y tres niños, y le obligó a izar bandera blanca . El Canarias le obligó a ir a Pasajes y la tripulación y pasajeros fueron hechos prisioneros.
Esto ocurría en marzo de 1937, y la familia de Carrasco Formiguera al cabo de un tiempo fué canjeada por la del general Lopez Pinto, en Gibraltar. Mientras tanto Carrasco fué juzgado y sentenciado a muerte. Sentencia que no se cumplió hasta abril de 1938 cuando se hizo lo posible para canjearlo por el obispo Polanco, que había caído prisionero en Teruel en enero de 1938 y la República se negó a ello.
Por cierto que al obispo de Teruel lo fusilaron luego las tropas de la República en retirada a Francia en Pont de Molins cuando la guerra se estaba ya acabando.
Firmantes del Pacto de San Sebastian.Carrasco primero de la izquierda de pié.
El gran escritor catalán Josep Plá comentaba irónicamente que Carrasco rezaba todos los días un rosario con toda la familia para que viniera la Segunda República. Y la segunda República llegó, Y entonces pudo darse cuenta de por donde venían los tiros, y estuvo haciendo gestiones para tratar de impedir aquella fobia anticatólica de los nuevos gobernantes. Por eso le expulsaron de Acció Catalana, o quizás se expulsó él, y formó la Unió Democrática Catalana.
En octubre de 1934, cuando Luis Companys declaró la República Catalana, Carrasco se mantuvo al margen de los acontecimientos. Sin embargo, en el inicio de la guerra civil, Tarradellas, que era Consejero de Finanzas, interesó su colaboración con el objeto de que le proporcionara textos legales que le permitieran rechazar las propuestas que le iban llegando en aquellos primeros días, cuando Barcelona era territorio anarquista, y en un diario de entonces se le acusó de "jesuitismo", Por lo que Companys le aconsejó que pasara a Francia para colaborar con la Generalidad desde allí con más libertad, y le nombró "representante de Cataluña en el Pais Vasco" para sacarlo de Barcelona. Se instaló en Bilbao mientras su familia permanecía en Barcelona.
La familia Carrasco Formiguera vivía entonces muy cerca de la casa donde habitaba este Asno en aquellas fechas. Poseian un magnífico chalet ( o "torre", como se llaman aquí) a poca distancia de la Plaza de Adriano, casi al final de la calle de Muntaner, y calle de Modolell. La fachada estaba pintada de color rojo cinabrio y en ella había un mosaico grande que representaba a la Virgen. O sea, que la casa era muy facilmente localizable. Esta vecindad hacía que este Asno conociera a Jordi Carrasco Azemar, que estudiaba el Bachillerato en el instituto Maragall de la calle de Provenza de Barcelona un año más adelantado, por su edad, y a veces subíamos a San Gervasio en grupo varios estudiantes vecinos al terminar las clases del Instituto. De aquella familia tan numerosa solo quedan hoy los dos pequeños, Oriol y Rosa Maria Carrasco.
Se llevó a su esposa y a seis de los ocho hijos que tenía a Bayona para desplazarse por mar a Bilbao porque San Sebastian ya estaba en manos nacionales, y se tuvo que embarcar en el mercante Galdames, que estaba armado y llevaba un cargamento de moneda recién acuñada para el gobierno vasco. Con tan mala suerte que, por entonces, el crucero Canarias se encontraba en la costa cantábrica esperando la llegada del Mar Cantábrico que venía de Nueva York y Veracruz con un cargamento de material bélico para la República. Y, noticioso de la próxima llegada del Galdames, que venía escoltado por el destructor José Luis Diez y por los bous armados Guipuzcoa, Nabarra, Bizcaia y Donostia. Total, que se organizó la batalla de Cabo Machichaco en la que un disparo contra el Galdames produjo cuatro muertos , una mujer y tres niños, y le obligó a izar bandera blanca . El Canarias le obligó a ir a Pasajes y la tripulación y pasajeros fueron hechos prisioneros.
Esto ocurría en marzo de 1937, y la familia de Carrasco Formiguera al cabo de un tiempo fué canjeada por la del general Lopez Pinto, en Gibraltar. Mientras tanto Carrasco fué juzgado y sentenciado a muerte. Sentencia que no se cumplió hasta abril de 1938 cuando se hizo lo posible para canjearlo por el obispo Polanco, que había caído prisionero en Teruel en enero de 1938 y la República se negó a ello.
Por cierto que al obispo de Teruel lo fusilaron luego las tropas de la República en retirada a Francia en Pont de Molins cuando la guerra se estaba ya acabando.
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