miércoles, 12 de mayo de 2010

Anasagasti






No hay nada más cómodo que llenar una página con lo que ha escrito otro. Y esto es lo que hacemos hoy, y no por gandulería, sino porque el autor del escrito que "robamos" es Monsieur de Sans Foy. Un hombre culto, inteligente y que pone mucha ironía y mucha gracia en sus versos. Por eso deseamos que nuestros lectores disfruten con estas reflexiones que aparecen hoy en Internet.




"Uno le pone a sus hijos el nombre que quiere. A ella se lo pusieron en euskera. pero ella, a sus cuatro hijos les ha puesto los nombres de Pedro, Pablo, Alvaro y Andrés, ninguno en euskera, cuando los nombres en euskera estan de moda y además por un mínimo respeto con el pais, y con cuatro, por lo menos a uno no hubiera estado mal.

Esto denota una actitud contraria a la lengua de este pueblo que los antecesores del PP quisieron que desapareciera del mapa.


Me imagino que en esta onda sus hijos le llamarán mamá y a su marido papá. Pues bien, eso es lo que tenemos como símbolo identitario de este pais.

Un Parlamento belga con una presidenta hablando sólo francés. Sería la guerra.Pero aquí no.


El espíritu de Franco sigue vivo."


Arantza Quiroga

Primero comentemos lo superfluo:

Anasagasti, añejo y cacique como el ron venezolano, confunde a propósito ser vasco con parecerlo, que es la parte del asunto que le interesa:

Lo que los nacionalistas llamas "nombres en euskera" son aquellos que suenan vascos, como todos los inventados por Sabino Arana.

Sabino, en su empeño por alejarse de todo lo que oliese a español, "tradujo" a su balbuciente euskera -lengua que no se hablaba- los nombres corrientes de su tiempo.

Así, Pedro lo toma del arameo "Caifás", y pasa a ser Kepa.

Luis lo remonta al fráncico "Clodoveo" y da Koldobica.

Del nórdico Erik saldrá Iker...y así, uno tras otro, hasta crear todo un "santoral" nacionalista, sin más tradición que que su paranoia racista y excluyente.

Estos nombres han pasado hoy al acervo común. A pesar de su origen, nada hay que reprochar a quien los pone o los lleva.

"Uno le pone a sus hijos el nombre que quiere", Dice Anasagasti, para contradecirse de inmediato; no imponer los nombres adecuados es carecer de "un mínimo de respeto al pais...y revela una actitud contraria a la lengua de este pueblo" ( la que él no habla y tamploco ha necesitado aprender; no hay oposiciones a senador).

Y ahora, vamos con lo sustantivo:

" Un parlamento belga con una presidenta hablando sólo francés. Seria la guerra.Pero aquí no. El espíritu de Franco sigue vivo".

Anasagasti, defensor asalariado de esencias patrias, nos vende sutilmente la siguiente lavadora: sólo el 20% de la población vasca podría optar a presidir el Parlamento. El 80% restante queda excluido: son gentiles, parias, ilotas, ciudadanos de segunda; pueden votar, pero no aspirar a semejantes dignidades, exclusivas de los vascos pata negra.

La idea de la democracia que tiene este cacique añejo y capilarmente exiguo, recuerda mucho más a la de Sudáfrica del appartheid que al parlamento belga.

Qué poquita simpatía. qué poquito respeto...

Además de ese empeño por la vida del feto,

va y le pone Alvarito, Pedro, Pablo y Andrés

¿Por qué no Koldovica, Presidenta Quiroga,

Garicoiz o Benentzi, que hoy están más en boga,

en lugar de esos otros tan...demodés?

Esta Arantza Quiroga se ha pasado de lista:

su pasión por los niños es maketa y franquista,

Pero está Anasagasti, que la tiene calada:

Don Iñaqui es astuto...tiene un sexto sentido.

(No hay propósito oculto ni secreto escondido

que no atrape la trampa de su espesa ensaimada).

P.S. El Alimoche añade a esta página la foto de la Presidenta del Parlamento Vasco, y supone nos lo agradecerán nuestros lectores para compensar la otra foto de la ensaimada de Anasagasti.



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