lunes, 27 de junio de 2011

Quisicosas

La picota.

Ya hay quien anda por ahí pidiendo que se instale en medio de la Puerta del Sol la guillotina eléctrica. Naturalmente, quienes lo piden son los "indignados", o sea, los perroflautas de Rub-al-Qaida. Nosotros no iremos tan lejos, pero sí nos parecería muy saludable el castigo medieval de la picota.Porque aquí habrá mucho que castigar si de verdad existe la Justicia.



Esta pena aparece ya en Las Partidas de Alfonso X el Sabio donde se preve la pena de exhibición en la picota, considerándola como deshonra y castigo a los condenados por penas leves, y la picota daba categoría a los pueblos que, por este motivo, recibían la categoría de villas, Pero las leyes liberales de la Constitución de Cádiz dieron lugar a que por un Decreto de 36 de mayo de 1813, se ordenase derribar todas las picotas existentes.

La verdad es que no todas se destruyeron porque algunas se trasladaron a las afueras de la villa, y otras fueron cristianizadas al ser adornadas con cruces de hierro. O sea, que todavía quedan picotas en España.

Y, aunque esta pena se reservaba solamente a delitos leves, El Alimoche, dada su natural benevolencia, considera que no harían falta instalar guillotinas eléctricas en las plazas mayores de las villas. Y por ellas tendría que pasar la mayoría de los actuales gobernantes y gobernantas que ahora estamos padeciendo.

Uno de ellos podría ser nuestro melifluo e hipócrita Presidente de las Cortes, que se defiende de las acusaciones, acompañadas de datos documentales, insultando a los periodistas de Intereconomía; y lo hace, lógicamente, en un programa de la telebasura, que es donde se encuentra más a gusto, como todos sus correligionarios.
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Entre las cosas más "divertidas" que ha hecho públicas en la telebasura es que a él le han acusado de ser masón,"...como si siguiéramos en la época de Franco. Estos cavernícolas siguen creyendo que acusar a alguien de masón es un insulto".

Por supuesto que no lo es, hoy dia es un elogio y una prueba de "honestidad". Pero él no dice si lo es, como afirman sus detractores. Además considera que "El Evangelio no tiene derecho a mandar al infierno a nadie". Y en esto tiene razón, porque al infierno sólo va el que quiere. En sus últimos momentos no quiso Azaña, no quiso Companys, no quiso la Pasionaria, y muchos otros.



Y es que Bono es un teólogo de los de nueva ola, capaz de pararle los piés al mismísimo Ratzinger que, por cierto, pronto vendrá a visitarnos. Lo que para él es un motivo más de indignación.


Y al margen de lo que estamos comentando, como los ministros sociatas están ya buscándose un trabajo adecuado a sus méritos, ya tenemos a Bibiana Aido en Europa. Los que no quieren saber nada de ella son los católicos paraguayos



Para nosotros se trata solamente de una aspirante a la picota.

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