Yo no lo quito
A la mayoría de nuestros lectores lo más probable es que el nombre de Julián Grimau no les diga nada; y es lógico porque ahora se cumplen 50 años de su fusilamiento. Es, además, uno de esos nombres que se silencian cuando se habla de la memoria histórica esa que en estos momentos tanto se esgrime. Como tampoco se comenta que Juan Comorera, el comunista catalán, perseguido en Francia por los secuacesde Carrillo, cruzó la frontera por Cataluña y fué denunciado a la Policía que lo detuvo, lo juzgó, y en la cárcel de Burgos falleció cuando estaba recluido.
Julian Grimau, en principio, no era un personaje del Partido Comunista, sino un policía que pronto se ganó, la confianza de sus jefes llegando a ser Jefe de una Cheka que estaba instalada en la Plaza de Berenguer el Grande de Barcelona. Por aquella cheka pasaron muchos para morir y otros que al terminar la guerra pudieron sobrevivir. Alguno de familia muy conocida en Barcelona.
Al terminar la guerra, Grimau pasó a Francia y de aquí a Méjico donde se estaba reorganizando el Partido. Comunista Español.Y en Méjico, como persona de confianza, se dedicó a clasificar políticamene a los exiliados que llegaban a Méjico.Era, realmente un personaje de confianza del PC que por entonces manejaba Santiago Carrillo.
En el año 1944 se produjo la invasión del "maquis" por la frontera pirenaica por parte de los guerrilleros españoles de la resistencia francesa. Invasión dirigida por el navarro Monzón, y que fué un fracaso no sólo militar sino político porque se esperaba que aquello reiniciaría una nueva guerra civil con la ayuda de los habitantes del territorio ocupado, que no quiso saber nada de ellos. Las guerrillas se retiraron y el encargado de hacerlo, siguiendo órdenes de Moscú, fué Santiago Carrillo, que apareció ante el mundo como el verdadero "mandamás" del comunismo exiliado.
Pero entre los comunistas había demasiados personajes con más "méritos" que Carrillo, y que luego, en sus memorias lo han puesto a caer de un burro. Porque existió una lucha interna por el poder, de la que salió vencedor Carrillo y la Pasionaria con su amante Antón porque eran los que estaban más apoyados por Moscú. Una forma de resolver esta pequeña "guerra civil" de los comunistas en el exilio consistía en enviar a España a individuos con lencargo de reorganizar el Partido desde el interior. Y uno de los designados para ello fué Julian Grimau.
Pero enviar a Grimau a Madrid era condenarlo a muerte porque tenía un historial policíaco durante la guerra que le convertía en una verdadera presa para la policía de Franco. Y eso es lo que sucedió. Se le detuvo, juzgó y fué condenado a muerte.
En el año 1963 aquello levantó una polvareda por toda Europa muy parecida a la que hubo en 1909 cuando se fusiló a Ferrer y Guardia al que, incluso, se le llegó a levantar una estatua en Bruselas. Todos los partidos comunistas de Europa se levantaron para acusar al gobierno de Franco de asesino.
Pero por entonces existian pequeñas partidas que intentaban organizar el partido sin acatar las directrices de Carrillo; y éste iba señalando a la policía española los nombres de estos "disidentes" que se iban oponiendo a su jefatura. Grimau había sido uno de ellos.
Y esta es la razón por la que su hija Carmen ha escrito un artículo titulado "Carrillo, el enterrador enterrado" del que extraemos párrafos como éste:
"Yo no hablaré del político fallecido, pero sí de su forma de hacer política. Porque Santiago Carrillo representó. ante todo, la forma más despótica y despiadada de ejercer la política. Encarnó el prototipo arrogante de los dirigentes con plenos poderes para disponer de la vida y la muerte de los otros. Siempre en la cúpula. Alejado del peligro de la clandestinidad. Hoy muere el gran vencedor, el que enterró a todos los camaradas. A los que traicionó también. Todos sus hombres han muerto El inició el comunismo y lo enterró un siglo más tarde. Su perseverancia es lo más espectacular y lo más siniestro del personaje. Acabó reinando sobre los cadáveres que fué acumulando sin que de su boca saliera el menor sentimiento de culpabilidad. Hizo ver la luz donde sólo había tinieblas. Puso cara a la pesadilla que describiera Arthur Koestler."
o estos otros:
"La peluca, que tanta gracia hizo a sus señorías, formó parte de una táctica sumamente calculada, de éxito y de aplauso póstumo a la paz. En 1976 sabe que ha llegado el momento del envite crucial. Es sólo cuestión de meses. Su despiadado egocentrismo lo mantiene alerta. Quiero ser el único protagonista. Por ello, el 8 de diciembre increpa al prestigioso clandestino Simón Sanchez Montero con un "¿es que me quereis sustituir?". Recela también de la popularidad de Marcelino Camacho. La tensión se palpa. Y el acto final tendria lugar el dia 22 con su detención. Fué la gran ceremonia pactada: ocho dias en la enfermería de Carabanchel. Pagó un precio muy módico. El 31 de diciembre tomaba las uvas en libertad".
"Pero yo, hoy, en el dia de la muerte de Santiago Carrillo, sólo veo el silueteado de los clandestinos que no pudieron regresar de la utopía mortal de aquellos años de espejimo revolucionario, Y el rostro entumecido y los ojos negros de mi padre, Julian Grimau, esperando que el tercer tiro de gracia acabara con su vida. Porque hicieron falta tres tiros de gracia para matarle".
Evidentemente, Carmen Grimau no asistió al sepelio de Carrillo.
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