viernes, 24 de julio de 2009

Curiosidades de la Memoria Histórica

Era el 17 de octubre de 1938. La batalla del Ebro estaba ya en las últimas, y las tropas nacionales se preparaban para ocupar la Sierra de Caballs, lo que haría que el ejército rojo empezara a cruzar el Ebro en sentido contrario al de su famosa ofensiva. Pues bien, en tal fecha los transuntes que circulaban por el Paseo de Gracia de Barcelona se llevaron una sorpresa al contemplar, atónitos, cómo desfilaba en dirección al Tibidabo un entierro católico con cruz alzada y sacerdote revestido de ornamentos sagrados. Aquí está la foto que alguien tuvo ocasión de recoger.


¿Qué estaba ocurriendo? Pues que, tras la caida del Norte en manos del ejército nacional, el gobierno vasco se instaló en Barcelona; y como la mayoría de los miembros del PNV eran católicos, al morir un personaje vasco exigieron que se le hiciera un entierro católico. Por otra parte, el gobierno vasco mantenía contactos con el Vaticano y se manifestaba como la "facción católica" de aquel tinglado.

Tampoco se les puso problemas, porque la foto en cuestión podria servir para la propaganda, y de este modo intentarian que se olvidase la quema de iglesias y matanza de curas, frailes, monjas y católicos barceloneses. Una estupidez, porque aquello no lo podrian olvidar los catalanes, y quizás habría podido servir para ilustrar alguna prensa extranjera, aunque pocos se chupaban el dedo por aquellos lares.

Por supuesto, se trataba de un entierro de verdad, y el interfecto era el Capitán D.Vicente de Eguía y Sagardoy, (gudariak kapitain) de las milicias vascas.


Otro entierro

Pero esta vez el entierro es laico y, además, se produjo tres meses antes de la guerra. Y la Presidencia del entierro es ésta

¿De qué entierro se trata? Pues el entierro de los hermanos Badía, asesinados en la calle de Muntaner esquina a Diputación por unos pistoleros de la FAI. Y se rumorea que pagados por Companys. No se pueden afirmar estas cosas sin pruebas de valor judicial, pero todos los indicios apuntan a que , aunque la acción criminal se debe a unos anarquistas, "el impulso soberano" fué de Luis Companys, que se llevaba muy mal con su antiguo Jefe de Policía.

Había para ello razones de orden político porque Luis Companys era Presidente de Esquerra Republicana, y amigo de los anarquistas, y Miguel Badía era de Estat Catalá y perseguidor de anarquistas.

Obsérvese que en la Presidencia del entierro no están ni Companys ni Casanovas.

Pero había otra razón y es que había una mujer por medio. Una militante de Esquerra Catalana que se llamaba Carmen Ballester, divorciada que mantuvo primero relaciones con Badía y luego con Companys, que se había separado de su primera mujer, Mercedes Micó.


Y para terminar esta historia, tres meses después del asesinato, el 6 de julio de 1936, Companys se casó con Carmen Ballester.



O sea, blanco y en botella...

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