No es que seamos unos vagos.Bien sabe Dios que eso no es cierto, pero hoy traemos a esta página un artículo firmado por Arturo Pérez Reverté que, por la enjundia que tiene y por tratarse de un escritor al que respetamos, vale la pena presentarlo a nuestros lectores. He aquí lo que escribe nuestro académico:
"Paso a menudo junto al antiguo Museo del Ejército, cerca de la Real Academia Española, y cada vez siento la misma desolación al ver sus puertas cerradas. Uno de los más espectaculares museos de la historia de España que conocí ya no existe. Kaputt. Me lo robaron. Le debo el favor definitivo al ex Presidente Aznar, al ex Ministro Trillo y al Pepé, entonces en el gobierno. Pasándose por el arrogante forro todas las protestas y argumentos razonables, esos individuos echaron el cierre al recinto para trasladar su contenido al Alcázar de Toledo. Les hacía más ilusión tenerlo allí todo junto, supongo. Alcázar, militares, ejército. Las hordas rojas. Etcétera. Dando, de paso, nuevos argumentos a los imbéciles que sostienen que en España la memoria es de derechas y que la historia militar se la inventó el franquismo. Hay que joderse.
En fin, Con lo del museo me alegro por los toledanos, que así lo tienen a mano. Mejor para el turismo local. Pero a mucha otra gente nos queda lejos, y Madrid ya no tiene Museo del Ejército.Esa es la fetén. En cuanto a lo que haya ocurrido con los riquísimos fondos que el viejo lugar contenía, lo comentaré con ustedes cuando inauguren el nuevo. Y lo vea despacio. Aunque, como devoto del museo antiguo- ese concepto romántico y abigarrado donde cabía todo-, barrunto que la puesta al dia moderna, luminosa y tal, se cobrará daños colaterales. Mucha misión humanityaria y poca guerra, ya me entienden. Paz por un tubo. Comomsi tres mil años de historia,con los españoles dándole cebollazos a los de afuera, o dándoselos entre sí, pudieran borrarse con buenas intenciones.
Y no sólo eso. Me cuentan que los textos que acompañarán a las piezas, cuando hacen alusión a España como esfuerzo común de una nación- imagínense si ahí debería haber unos cuantos-, están siendo mirados con lupa, a fin de no ofender sensibilidades ni doctrinas pacíficas al uso. Toda referencia a hechos que contradigan la diversidad plurinacional y plurimnorfa de este pluriputiferio nuestro se camufla o adoba de modo conveniente. O se intenta. Como la Guerra de Sucesión y Felipe V, por ejemplo,por algunos de cuyos aspectos pasaremos de puntillas. O la actuación de los voluntarios catalanes y vascos que combatieron bajo las órdenes del General Prim en la guerra de Marruecos. Delicadísimo asunto ese, por cierto. Guerra colonial donde las haya, muy políticamente incorrecta. Y con moros, además. Por no hablar del desembarco de Alhucemas, cuando la Dictadura de Primo de Rivera. Y de la Legión y Melilla, comandantes incluidos- tengo curiosidad por ver cómo se resuelve eso-. Y de la Guerra Civil, con toda una España republicana buena y solidaria frente a unos pocos nacionales malos y peinados con gomina. Etcétera.
Pero la cos no queda solamente en eso. O no va a quedar. Ahí está el caso escandaloso del Museo Naval de San Fernando, Cádiz, cuyas nuevas instalaciones han costado tres millones de euros; y que cuando todo estaba listo para trasladar el museo viejo al lugar adecuado, digno de la antigua isla de San Carlos y de su historia, el Ministerio de Defensa lo ha puesto patas arriba instalando en el nuevo recinto, como si no hubiera otras instalaciones militares cerca, a la Infanteria de Marina, y dejando la colección en donde estaba. Pero aún puede ser peor. Tal es el caso de ciertas ideas, o tentaciones,sobre una renovación del Museo Naval de Madrid, afortunadamente aplazadas. Y digo afortunadamente porque una cosa es reformar y actualizar, y otra aprovechar el barullo para descafeinar el asunto, adecuándolo a la doctrina de turno. Me aterra pensar en lo que ese magnífico museo podría convertirse, una vez pasado por la criba de lo políticamente correcto. Por el titular de telediario y la foto en primera página. Hay quien opina, en Defensa, que el Museo Naval tiene demasiado contenido bélico y conviene rebajarle un poco el nivel, dando más relieve a las exploraciones y a los avances científicos que tanto debieron a los marinos ilustrados y a los cartógrafos españoles. En eso estoy de acuerdo, pues sólo los nombres de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, o la expedición de Malaspina merecerían espacios monográficos. Pero también es cierto que la historia naval española está llena de hechos de armas- el mar era un continuo batallar- y eso no hay pacifismos mal entendidos ni buen rollito que lo borren.
Conociendo el ganado, temo que una actualización de ese bellísimo museo terminará alterando conceptos históricos fundamentales para adecuarlos al canon oficial de esta España Que Nunca Existió, en la que tanto golfo y tanto imbécil medran a sus anchas. Dense una vuelta por el desaparecido museo militar de Montjuich - futuro Museo de la Paz - o por el naval de las Atarazanas de Barcelona, moderno y muy buen concebido en lo formal. Lean despacio los textos en este último, comprueben lo que hay y lo que falta. Verán a qué me refiero."
Arturo Pérez Reverté
Y para redondear esta pagina, insertamos aquí , ya que el autor del artículo hace referencia al desembarco de Alhucemas, un fragmento de panorámica del sector de Axdir (que era el feudo de Abd-el-Krim) realizado por un Teniente de la VIIª Bandera de la Legión, que aquel día desembarcó en vanguardia a las órdenes de un Coronel, un tal Francisco Franco. Tuve la feliz idea de no regalarlo al Museo Militar de Montjuich en cuanto empecé a sospechar lo que iba a ocurrir. Ahora descansa entre mis libros.
No todo se ha perdido, ahora en la ciudadela de Montjuich se celebran democráticos botellones e intercambio de piojos... ¡algo es algo!
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