lunes, 19 de mayo de 2014

Catalonia tours s.a.

Yo no lo quito

Barcelona es una gran ciudad. Eso nadie lo puede negar.Y atrae a muchos turistas a los que, además de hacer disfrutar con las cosas bonitas que tiene, se le adoctrina históricamente a través de una empresa titulada catalonia tours s.a. de modo que a lo útil se añade lo agradable a un precio "módico". Por eso nos es grato ofrecer a nuestros lectores un fragmento del folleto que, redactado en castellano, dicta a sus lectores un pedazo de Historia de Cataluña que suponemos a los genoveses no les debe hacer mucha gracia, la misma que les hacían los antiguos almogávares con los que frecuentemente chocaban, tal como cuenta los cronistas de la época. El folleto entre otras cosas dice ésto


Y entre las imágenes que aparecen en el folleto, está la de una de las históricas plazas de Barcelona, que es la Plaza del Rey (que no debe confundirse con la plaza real, que es otra) donde está el palacio de los reyes de Aragón. La plaza es ésta


El edificio del fondo, con la escalinata de entrada, es el Palacio Real, y a la derecha de su puerta de entrada, también se puede ver la de entrada a la capilla de Santa Agueda, contigua al palacio. Esta escalinata  siempre le trae a la memoria a este Asno, un episodio de la Historia de España , y es el atentado que podía haber causado la muerte del rey Fernando el Católico.

Ocurrió el dia 7 de diciembre de 1492.El rey Fernando el Católico había terminado aquel año la conquista de Granada, y se trasladó a Barcelona acompañado por la reina Isabel y sus hijos  para entrevistarse con los embajadores de Carlos  VIII de Francia y tratar de resolver el problema de la devolución del Rosellón y la Cerdaña que en el tratado de Bayona Juan II de Aragón había cedido al rey Luis XI de Francia a cambio de su apoyo en la guerra civil catalana

Aquella mañana el rey Fernando V de Aragón (para los catalanes Ferrán II) había celebrado una audiencia en el Palacio Real Mayor de Barcelona, y salió por esta puerta para bajar la escalinata  y montar un caballo que le esperaba al pié de la escalinata. Le acompañaban su maestro de espuelas Alonso de Hoyos y su camarero Antonio Ferriol.

De repente apareció un hombre que se llamaba Joan Canyamás, armado con un "terciado" de tres palmos de longitud y le asestó un golpe en la unión de la cabeza con el cuerpo llegando a partirle la clavícula. Los acompañantes del rey sacaron los cuchillos que llevaban al cinto y apuñalaron al agresor, aunque sin llegar a matarlo. Aquel golpe no pudo llegar a más porque fue amortiguado por la rigidez del cuello del jubón, y por la cadena del Toisón de Oro que llevaba al cuello.



La herida no pareció ser de gravedad por el momento y los cirujanos limpiaron la herida de pelos y fragmentos astillados de la clavícula y le dieron siete puntos de sutura. El dia 14 pareció empeorar, pero se  restableció definitivamente a finales de año.

En la ciudad reinó la confusión y en un principio se pensó que el agresor era un moro o que el ataque estuviera dirigido contra otra persona del séquito real,  La reina Isabel dispuso que las galeras castellanas se acercaran al puerto de Barcelona para poder embarcar rápidamente en ellas al heredero Juan y a las infantas. En los primeros días circularon las noticias de que había muerto el rey y la población armada tomó las calles pidiendo venganza hasta el punto de que el rey, convaleciente, tuvo que salir a la ventana para desmentir su propia muerte y tranquilizar a la muchedumbre.A todo esto, Joan Canyamás fue curado de sus heridas  y convenientemente interrogado confesó que había actuado por indicación del Espíritu Santo, y que veinte años antes le había revelado que el demonio, según su declaración , le había incitado a hacerlo prometiendole ocupar posteriormente el trono real.

Convencido de que se trataba de un loco, Fernando le perdonó, pero el Consejo Real le condenó a muerte por el delito de lesa majestad que en aquella  época se castigaba con el descuartizamiento. La reina Isabel solicitó a  las autoridades que si lo iban a descuartizar, primero lo ahogasen para que no sufriera tanto y lo hicieran cuando ya estaba muerto. Y así se hizo.

La idea de que se trataba de un enfermo mental se desprende de la correspondencia de la reina Isabel con las autoridades castellanas, y esta se convirtió durante varios siglos como la "verdad oficial" hasta la llegada del siglo XX en la que los de la nueva Historia empiezan a dar otra versión distinta de los hechos.

Según éstos, como Cristobal Colón era catalán y en realidad se llamaba Juan Colom Bertrán marido de Felipa de Coimbra, nieta y legítima heredera de la Corona de Aragón, al morir el rey Fernando la corona pasaría a los hijos de esta pareja formada por los hermanos Hernando y Diego Colón.

Y es que, como decía Heráclito de Efeso "panta rei, kai ouden menei", o sea que las cosas cambian con el tiempo y nada permanece. Pero a este Asno cada vez que pasaba por la plaza del Rey no se le podía olvidar esta historia que conoció en su mocedad.



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