martes, 28 de abril de 2015

Un aniversario incómodo

Yo no lo quito




Hoy se cumplen 79 años de un asesinato que demasiada gente pretende ignorar.Y es que el 28 de abril de 1936 (casi  dos meses antes del comienzo de la guerra civil) eran asesinados los hermanos
Josep y Miquel Badia i Capell a los pocos segundos de salir de su casa en la calle de Muntaner número 38 de Barcelona. Eran las tres y media de la tarde y  frente a su casa los estaban esperando un coche y cuatro pistoleros. Los dos hermanos cayeron sobre la acera de la calle de Muntaner esquina a Consejo de Ciento y el automóvil giró hacia la derecha en la calle de Diputación en dirección a la plaza de España para escapar del lugar del atentado, facilitando la huida de los cuatro asesinos.



El haberse realizado a primeras horas de la tarde y en el centro de Barcelona, hizo que sonara la alarma y pronto las dos víctimas fueron llevadas al dispensario de la calle de Sepúlveda; Miquel  ya cadáver y Josep fallecido  poco después.

La noticia corrió como la pólvora por la ciudad, y pronto comenzaron las sospechas sobre los posibles asesinos. En principio se pensó en los anarquistas, enemigos mortales de Miquel Badía, Pero de la Comisaria de orden Público, cuyo Comisario era Federico Escofet, se hizo correr la voz de que habían sido los falangistas. Noticia a la que no se concedió mucha verosimilitud, como puede  leerse en esta página de El Pueblo Vasco, que se editó en San Sebastián el d´la 29 de abril, siguiente al asesinato,


En esta página se puede leer que ;"Mientras unos achacan el atentado a adversarios derechistas, otros dicen que la agresión es cosa de dirigentes de la Esquerra".




Al cabo de unos años, terminada la guerra civil, se pudo conocer los nombres de los cuatro asesinos, que eran pistoleros anarquistas, dos de ellos españoles y otros dos argentinos. Y se pudo saber por un atestado de la judicatura franquista. El que causó la muerte de Miquel Badía fué un individuo llamado Justo Bueno Pérez, que había nacido en un pueblo cerca de Calatayud y se habia trasladado de niño con sus padres a Barcelona. Los dos argentinos eran uno que decía llamarse Lucio Ruano, pero que luego se supo que su verdadero nombre era Rodolfo Prina; el otro argentino era Vicente Tomé Martí, que más tarde adquirió cierta celebridad como miembro de la CNT en el Tribunal de las Patrullas de Control en aquel verano de 1936, y fué el que facilitó la armas al grupo, y se quedó en el lugar del atentado para poder proteger la huida del resto del grupo.


Justo Bueno Pérez


El día 30 de agosto tuvo lugar el entierro de los hermanos Badía que se convirtió en un manifestación miltitudinaria, como puede verse en esta página de la prensa, con los cadáveres escoltados por "escamots", y presidida por miembros del Parlamento de Cataluña. Presidencia en la que, "paradójicamente" no se encuentra el Presidente Lluis Companys, sin que a nadie se le haya ocurrido explicar la razón de ello.




El primer juez instructor del caso, don Emilio Vilalta Vidal, encaminó sus investigaciones hacia el grupo liderado por Justo Bueno, pero el dia 2 de junio se le apartó del caso y el que le sustituyó, José Marquez Caballero llamó a declarar a Justo Bueno el dia 12 de junio, pero debido a presiones recibidas,  puso en libertad el dia 25 de aquel mes a cuatro sospechosos, que eran Justo Bueno, Ignacio de la Fuente, José Villagrasa y Manuel Costa Ribero.

El dia 6 de julio, Justo Bueno visitó en la redaccion del periodico La Rambla Avelino Artis Gener (Tisner) que era amigo del juez Vilalta, confesandole su participación en el asesinato de los hermanos Badía, y amenazando de muerte a él y al periodista José Maria Planas, periodista de La Publicitat si continuaban investigando el asunto. Tisner publicó la entrevista en La Rambla, y el dia 25 de agosto de aquel año 1936 apareció  el cadaver de José Maria Planas asesinado en la Rabassada (ahora la llaman la Arrabassada).

El 20 de julio de 1936 Bueno participó en la toma del cuartel de las Atarazanas al lado de Francisco Ascaso, Juan  García Oliver y el argentino que se hacía llamar Lucio Ruano. El dia 24 salió para el frente de Aragón con la Columna Durruti como miembro del comité de investigación de la columna. Posteriormente fué Delegado General de Orden Público y más tarde subsecretario general de Orden Público del consejo de Aragón cuando se le acusó de fusilar a 29 prisioneros hechos al entrar en el pueblo de Gelsa. A los tres meses abandonó el frente para encargarse del taller Labora que fabricaba material de guerra.

El 9 de marzo de 1939 fué detenido por la policia francesa por el asesinato del aviador francés Moureau, reconocido por su viuda, y el 12 de agosto le aplicaron la extradición a España junto con José Martinez Ripoll  que los puso en Port Bou en manos de las autoridades españolas el  12 de marzo de 1940.

Sorprendentemente, los dos fueron puestos en libertad, porque  en ningún juzgado se les conocían actividades delictivas, y una vez en libertad, Justo Bueno entró a trabajar en los Talleres de La Maquinista Terrestre y Marítima. Pero, para su desgracia, en Barcelona el Comisario Pedro Polo y el inspector Eduardo Quintela, que antes de la guerra habían estado a las ordenes de Miquel Badia, lo reconocieron y lo detuvieron. Juzgado el 14 de julio de 1943 fué condenado a muerte y fusilado en el Campo de la Bota, de Barcelona, el 10 de febrero de 1944 y enterrado en el Fossar de la Pedrera, de Montjuich.

Lo asesinos, verdaderamente, eran anarquistas, pero actuaron por orden de Luis Companys que aquel verano de 1936 se divorció de su esposa Mercedes Micó para casarse civilmente con la que fue su segunda esposa, Carme Ballester, que había mantenido ya relaciones con Miquel Badía.

Carme Ballester

Que Luis Companys mantenía relaciones con este mujer, lo sabía todo el mundo politico en Barcelona. Pero había más motivos para eliminar a  Badía, y es que éste había vuelto a crear el partido de Estat Catalá, fundado por Maciá, que Companys había integrado en Esquerra Republicana durante su mandato, y que Miquel Badía había vuelto a separar de Esquerra Republicana propagando un manifiesto desde su refugio en Orleans, tras aquel famoso 6 de octubre de 1934. El triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 facilitó el regreso de Badia desde Francia, y había que eliminarle a él y a su partido.


Reconocer estas cosas resulta demasiado incómodo para los actuales independentistas que tapan las vergüenzas de este hombre del que han hecho una figura ejemplar y muy digna de respeto que lo más digno que hizo en la vida fué confesarse y comulgar entregando su alma a Dios ante el pelotón de fusilamiento.

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