viernes, 4 de febrero de 2011

Miscelanea






Yo no lo quito



La visita.


Apenas había terminado de subir por la escalerilla del avión que se llevaba a Angela Merkel, muy satisfecha por lo que acababa de ver (según ha dicho la prensa de carril) , cuando ya esa Secretaria de Estado de no sé que, que se llama Consuelo Rumí, se ha apresurado a declarar que la fracasada Merkel lo que tenía que hacer es aprender de nosotros, que lo estamos haciendo tan bien. Y es que a caraduras no se puede ganar nunca a estos sociatas. Lo malo es que Angela Merkel tendría que empezar a aprender ahora el español, lo que no pudo hacer mientras vivió en la DDR, que fué la mayor parte de su vida. Y con ello compensaría el hecho de que tantos españoles estan aprendiendo ahora el alemán.





Y la compañera Rumí, aprovechando su licenciatura en psicología, podría también aprender el alemán para educar a Angela Merkel olvidándose de que nació en Almería ( o sea Al Miraya, que quiere decir Torre vigía) que fué uno de los principales puertos de El Andalus). Quizás podría recordar que su apellido Rumí es el calificativo que utilizaban los árabes para denominar a los musulmanes procedentes de zonas orientales que habían sido romanizadas anteriormente.



En cambio, el que no necesita aprender alemán, es Jordi Pujol porque a los doce años (en 1942) estudiaba en la Deutsche Schule de Barcelona, situada en aquellos tiempos en la calle de Moyá, ahí junto a Tuset. Y allí debió aprender mucho alemán. Esto ya se sabía, pero ahora José García Dominguez acaba de soltar en "La mañana de Federico" que está a punto de salir a la calle una biografía "no autorizada" donde se cuenta que en los documentos que había en el colegio alemán se indicaba que era "de sangre judía". A un servidor, que también estudiaba en las clases nocturnas de esa escuela en 1941 para mejorar sus conocimientos del alemán aprendido en el Bachillerato le sorprende que se afirme ésto. Que, por otra parte, le tiene sin cuidado, porque el primero de los actuales habitantes de esta vieja Sefarad que pueda jurar que carece de alguna gota de sangre judía, que levante la mano.





En cambio, lo que me hace gracia es que Pujol tuviera que cantar viejas canciones soldadescas del ejército alemán que los alumnos de mi clase cantábamos con acompañamiento de violín del profesor Harrass, un hombre que llegaba a clase con su violín para enseñarnos la lengua alemana a través de sus canciones. Así, atronábamos el aula cantando aquello de:




"Wenn die Soldaten

durch die Stadt marschieren

öfnen die Mädchen
die Fenster und die Türen

............."




y que terminaba diciendo


"Soldaten müssen

die Mädchen küssen

Soldaten müssen lustig sein."




Canción que, en su día, había popularizado la rubia Marlene Dietrich, que la cantaba divinamente.


A esta canción le han querido encontrar alguna interpretación subidita de tono, pero, aunque asi fuera, no tiena nada que ver con aquella otra canción cuartelera francesa, que era una verdadera "chanson paillarde" y que empezaba diciendo:


"Quand les artilleurs de Metz

changent de garnison

toutes les femmes de Metz

se metten au balcon..."



que era verdaderamente obscena y que, quizás por ello, se han cambiado algunas cosas. Pero lo que no ha cambiado, o quizás se ha agregado posteriormente, (que de eso no estamos seguros) es que terminaba diciendo:


"Artilleur, mon vieux frère
à ta santé vidons nos verres

et répètons toujours ce gay rephrain

¡Vivent les artilleurs,

à bas les fantassins!"


En fin, otro dia hablaremos mal del gobierno.

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