sábado, 7 de septiembre de 2013

Magistra vitae

Yo no lo quito


Como dentro de cuatro dias se va a celebrar la "diada" de Cataluña, ahora se ha puesto de moda explicar a los que leen la prensa, que el hecho que se celebra no se debe a una guerra de "secesión", como fué la de los EEUU en el siglo XIX, sino de "sucesión" a la corona de España , a la muerte de Carlos II, último rey español de los Habsburgo.

Además, fué una guerra europea en la que se intentaba era impedir que el reino Francia se uniera al reino de España formando, de este modo, una coalición hegemónica en Europa. Y para evitarlo se unieron Austria, Inglaterra y Holanda. Una guerra que se planteó en los campos de Europa y que luego se trasladó a España.

Todo esto es muy fácil de entender sólo con que se haya leido un poquito de Historia. Pero de la de verdad, y no de  la que nutre a las mentes catalanistas. Por ejemplo: ¿Cree alguien que se puede convencer de esto a las generaciones que se han estado alimentando de esa pseudohistoria que se genera en Cataluña desde mediados del siglo XIX?




Y como una de estas mentes es la de un tal Santiago Espot, conocido también por sus intervenciones en los debates de la TV en los que no quiere oir los argumentos de sus oponentes, le viene a la memoria a este Asno la existencia de un libro escrito por este sujeto en la que ensalza la figura del conceller Juan Fivaller, bajo el reinado del Rey de Aragón Fernando de Antequera, también conocido por Fernando de Trastámara, o Ferrán I que, por cierto, fué rey de Aragon sólo durante algo más de tres años. Este es el libro que nos presenta Santiago Espot.


que nos presenta la historia del conceller Joan Fiveller (sic) porque así suena más catalán, y que nos lo presenta como un modelo de carácter.

La estatua de este hombre aparece en la fachada del Ayuntamiento de Barcelona, como puede verse en esta foto

y a través de ella se honra a u hombre que se atrevió a enfrentarse on el rey "intruso". Un castellano que fué elegido rey de Aragón a través del Compromiso de Caspe, en el siglo XV  Por eso queremos explicar la heroica acción de este hombre, y lo hacemos a través de las noticias que nos dejaron los escritores de la "renaixença".

Resulta que el rey Fernando de Aragón llegó a Barcelona procedente de Perpignán donde había estado resolviendo asuntos eclesiásticos; y en Barcelona el Consejo de Ciento acababa de imponer un impuesto para atender a sus gastos. Era un vectigal, o impuesto al consumo, que ahora llamaríamos IVA.

El despensero del rey acudió al mercado para hacer la necesaria provisión de carne, y cuando llegó el momento de pagar, se negó a pagar este impuesto con el argumento de que "los reyes no pagan pechos", que era la costumbre castellana. Entonces el carnicero se negó a entregarle la carne, y el despensero quiso llevársela por la fuerza.

Se produjo una disputa callejera, y pasando por allí el conceller cuarto don Galcerán Carbó, éste intervino dando la razón al carnicero y resolviendo que sólo se vendiera la carne pagando los impuestos; y si alguien se resistía, autorizando al carnicero a usar su cuchilla. De esta escena un tanto tumultuosa se habló en toda la ciudad.

Con este motivo se reunió el Consejo de Ciento, que resolvió primero que se pregonase por toda la ciudad que era obligatorio el pago de aquel impuesto, bajo pena de la vida al que tomase la carne sin satisfacerlo, fuese quien fuese. y seguidamente, que el Conceller en Cap  se presentase ante el rey acompañado de doce prohombres, a darle cuenta del desacato cometido por sus servidores, y de las razones existentes para no hacer excepción alguna.

Pero el Conceller en Cap era Marc Turell, que se encontraba enfermo y, por reglamento, le tocaba a Juan Fivaller sustituirle, Este se presentó en Palacio y explicó al rey sus razones. A éste, seguramente no le había hecho gracia, pero aceptó las razones de Fivaller y se tuvo que pagar el impuesto. Escena representada en este cuadro.




Y ahora viene lo "tenebroso" del asunto. Alguien había aconsejado a Fivaller que no se presentase ante el rey porque de un rey se podría esperar cualquier cosa. Por eso, Fivaller, antes de ir a palacio, confesó y comulgó en previsión de que algo le sucediera. El caso es que el rey cedió, y como estaba enfermo, quiso regresar a Castilla, y al llegar a Molins de Rey se encontró con una comisión del Consejo de Ciento que iba a darle las gracias por la resolución del día anterior.

Siguió su camino, y al llegar a Igualada  su enfermedad se agravó. El Consejo de Ciento, usando de un antiguo privilegio que le permitía asistir a los miembros de la familia real, envió allí a Juan Fivaller, acompañado por tres miembros más, para que lo asistieran. El caso es que el rey Fernando murió casi en brazos de Fivaller que, además fué su albacea testamentario.

Como no hemos leido la obra de Santiago Espot no podemos decir nada de ella, aunque "suponemos" que no variará mucho de lo que contamos nosotros.

La duda que nos queda es si aquella peloterea del despensero del rey de Aragón es cuando de empezó a decir aquello de "Madrid ens roba"




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