jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidad

"Esta noche es Nochebuena, y mañana Navidad..." Y por este motivo vengo recibiendo por correo electrónico un montón de felicitaciones navideñas, muchas de ellas de origen suramericano lo que, entre otras cosas, se advierte por su ortografía. Porque no sólo los españoles no sabemos escribir en nuestro idioma, y es que en todas partes cuecen habas.







Pero lo que me da pena de estas felicitaciones es que en ellas apenas se cita el verdadero valor de esta festividad, que es el nacimiento del Hijo de Dios. Eso sí, muchas campanillas y florecillas, muchas guirnaldas y mucho regalos sobre todo. Y todo ello, por supuesto, con la mejor voluntad del mundo por parte de quienes nos desean toda clase de felicidades.


Pero para mí la imagen navideña más importante es la esta madre que arropa a su hijo con la ternura de quien quizás a estas alturas ya sabe lo que a este niño le va a tocar sufrir por amor a todos nosotros. Porque, aunque a algunos les parezca esto un poco raro, este niño nos ama a todos nosotros, aunque no lo merezcamos.


Esta es la imagen que pude descubrir el año pasado, la utilicé en El Alimoche y es la que utilizo ahora, y he podido ver reproducida en varios escritos de esta Navidad. Y me alegro mucho de que haya sido así, porque a mí me impresionó por su sencillez y su ternura. Eso debe querer decir que el Asno de Rotterdam no es tan asno como presume.

Por otra parte me entero de que este año, lo mismo que el anterior, y no sé si en ocasiones anteriores, el belén que solía ponerse en la Moncloa seguirá ausente. Lo debe haber barrido "el hijo del viento". Me alegro porque, después de todo, ¿qué iba a hacer en la Moncloa un belén? Además, Beit lehem significa en hebreo "casa del pan" y no parece que la Moncloa, que ha creado cinco millones de parados que van a sudar por llevarse el pan a la boca, merezca tenerlo instalado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario