lunes, 8 de noviembre de 2010

Miscelánea








Yo no lo quito





1.-Papam habemus.


Hace más de 1500 años hubo un hombre, una de las mentes más lúcidas que ha producido la cultura de Occidente, que escribió un libro que venía a ser como un tratado de Filosofía de la Historia. Su título era "De Civitate Dei" (Sobre la Ciudad de Dios), y el autor era un argelino, nacido en Tagaste, que se llamaba Aurelio Agustín, Obispo de Hipona, Padre y Doctor de la Iglesia.








En aquel libro, San Agustin intentaba explicarnos lo que era la "Civitas Dei" (La Ciudad de Dios), empezaba su explicación con una frase muy poética: "Fecerunt civitates duas amores duo". O sea, "Dos amores hicieron dos ciudades. El amor a sí mismo que rechaza el amor a Dios hizo la ciudad terrenal, y el amor a Dios, que llega a rechazarse a sí mismo, hizo la ciudad divina"Y más adelante añadía: "y nosotros dividimos a la humanidad en dos géneros; los que aman a Dios y los que se aman a sí mismos"





Quizás por haber tenido la ocasión de oir ayer la voz de nuestro Papa Benedicto XVI, no he podido evitar el recuerdo de aquel hombre sabio y santo porque las palabras de nuestro visitante me han hecho pensar que tenemos ahora a un nuevo Agustin que ha venido a reconstruir el edificio tambaleante de la iglesia catalana y española en general. Por cierto, que en algunas de mis conversaciones he podido constatar que Agustin no es, precisamente, el escritor predilecto de nuestra clerigalla progre y catalanista.


La categoría intelectual, filosófica y teológica de este hombre anciano y pequeñito de cuerpo pero grande de alma acerca su personalidad a la de San Agustin, al menos en mi opìnión, modesta y carente de autoridad, pero ¿Qué les voy a decir? Para mí viene a ser la reencarnación de un santo a quien siempre admiré.







2.- Las confesiones


No, no me refiero a las de San Agustin, sino a las de Felipe González. Este pobre hombre ha hablado. Y esta vez no lo ha hecho como Cantinflas que es a lo que nos tiene acostumbrado, sino que, quizás sin quererlo, se ha hecho responsable de los asesinatos del GAL. O sea, que vamos a tener Felipe para largo en la prensa.







Lo que no terminamos de entender es la razón por la que este hombre vuelve a meterse en el berenjenal del que se salió hace años. Por lo visto será para aclararnos aquello que dejó escrito en su libro "Un estilo ético", y que todavía no hemos conseguido descifrar porque no hemos conseguido aprobar el curso de politiqués:




"La diversidad subyacente del conjunto de pueblos que componen nuestra realidad ha seguido subsistiendo y esperando una respuesta adecuada que compense los traumas históricos sin poner en peligro la unidad el conjunto" (pag.108).




"La sociedad pesa menos que el Estado y en ese sentido, lógicamente, el golkpe de Estado facilita el control de la sociedad; en cuanto la sociedad pesa más que el Estado, ese entramado social es más fuerte que el Estado, por lo que el Estado sirve a la sociedad"(pag.103).






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