Yo no lo quito
Hoy este Asno les tiene que dar la noticia de que mañana, dos de febrero de 2016, va a cumplir 93 años. O sea, que le está costando al erario español todavía más que el general Weyler, que falleció un día de octubre de 1930 a la edad de 92 años.
Y aprovechando que aparece aquí el recuerdo de este general sobre el que se han escrito muchas barbaridades, especialmente por la prensa cubana de aquellos años y la de los EEUU que se metió en Cuba aprovechando el incidente del Maine, que las autoridades navales han llegado a reconocer hace pocos años, que fué una explosión interna lo que produjo su hundimiento, este Asno piensa contarles una historia de aquel tiempo que los estadounidenses llegaron a titular como el caso de la "Juana de Arco Cubana", que es el título que dieron a Evangelina Cossio y Cisneros.
Y es que Evangelina era una bonita muchacha de 18 años, hija de un insurrecto de Camagüey que había sido sentenciado a la pena de muerte por haber organizado una partida rebelde, don Valeriano Weyler le conmutó la pena para llevarlo al penal de Ceuta; pero Evangelina supo ablandar el corazón de don Valeriano, consiguiendo que en lugar de trasladarlo a Ceuta, fuera internado en la Isla de los Pinos. Pero no terminó aquí la generosidad de Weyler, sino que se permitió a Evangelina permanecer junto a su padre para atenderle en el cautiverio.
Conseguido esto, la muchacha concibe un plan para liberar a su padre.El plan consistía en atraer con sus encantos al coronel Berriz, comandante de la guarnición de la isla, que debió ser un hombre joven y apuesto, porque en aquella época era fácil encontrar generales de cuarenta años, ascendidos durante las guerras carlistas o en la campaña de Cuba,y en Infantería se prodigaban los ascensos porque había pocas condecoraciones y las acciones distinguidas solían recompensarse con ascensos. El caso es que, conseguida una cita amorosa, al entrar el coronel en las habitaciones de Evangelina, fué golpeado y atado por una partida de insurrectos
Pero algo debíó sospechar el galante coronel, porque a los pocos minutos apareció un pelotón de soldados al mando de un veterano sargento que, sin pérdida de tiempo, liberó a su coronel y quizás matando a alguno de los rebeldes.Y tomando presa a Evangelina que fué enviada a la Habana, donde fué internada en la "carcel de las recogidas". Y aquí empieza la historia del "Journal", diario de William Randolph Hearst.
La anécdota tenía suficiente garra para prestarse a elaborar una historia capaz de ablandar el corazón de las mujeres neoyorquinas, tan celosas ellas de sus femeninos derechos, Se hizo pasar a la "Juana de Arco Cubana" por una especie de Maria Goretti, y el 14 de agosto de 1897, lo lectores del Journal pudieron leer la siguiente información:
"La execrable acción de Weyler, encerrando a una inocente muchacha cuyo crimen ha consistido en defender su honor ante una bestia de uniforme, ha llenado de horror al pueblo americano".
Y el dia siguiente esta otra:
"Esta tierna muchachita ha sido encerrada a la edad de 18 años junto con las negras más depravadas de La Habana, y escarnecida mediante una condena de veinte años que puede terminar con ella en el plazo de un año."
Estas noticias produjeron tanto escándalo, que otro periodista del World, que no se distinguía por su afecto a los españoles, consiguió entrevistar a Evangelina y admitió que, efectivamente, la prisión de las recogidas era un lugar desagradable, cuyos clientes incluían prostitutas, criminales y prisioneros políticos;pero éstos eran tratados con más consideración que el resto de los reclusos. Vivían en el segundo piso, en habitaciones separadas y se les permitía recibir comida del exterior.
Abandonada Cuba a los estadounidenses, Hearst recuperó a la muchacha y se la llevó a Nueva York