sábado, 21 de abril de 2012

Una de tontos

Yo no lo quito

Una pregunta que todos nos hacemos es si en España cabe un tonto más. Y como este es un tema que se presta a una muy discreta y magnífica controversia, no nos la queremos perder.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que España posee una extensión que la hace muy superior a muchos paises de Europa, y por tanto, puede albergar generosamente a mucha gente; pero hay que saber distinguir entre gente, gentecilla y gentuza; y encima a los tontos que como dice el Ecclesiastés: "Stultorum infinitus est numerus". O sea que, evidentemente, a un número infinito de ellos no lo puede albergar.


Esta cuestión preocupa mucho a nuestro Coordinador General de Izquierda Unida, un tal Cayo Lara que no deja de preguntarse si nos conviene la monarquía por el hecho de que un señor sea hijo de su padre, o de su madre, porque el derecho a ser rey se transmite por via materna, y no paterna. O sea, que el Principe de Asturias heredaría la monarquía por ser el hijo de la Reina Sofía de Grecia y no por serlo de Juan Carlos de Borbón. Y la pregunta que se hace es qué pasaría si el heredero fuera tonto.

Se olvida el señor Coordinador de dos cosas. Y esto tampoco nos extraña porque coordinar a la izquierda que tenemos debe ser peor que los trabajos de Hércules; o sea que le perdonamos estos olvidos en honor a su excesivo trabajo.

La primera es que en esta cosa que hemos llamado democracia, la figura del Rey no es más que eso; una figura. Porque el Rey reina pero no gobierna. Es un símbolo cuyas obligaciones son representarnos y echar una firma en las leyes y decretos que elaboran sus políticos, que son los que gobiernan en nombre del pueblo. Y si en España se pudiera garantizar algo, la presencia del monarca podría ser la garantía de la Unidad de España, lo que debería agradecer al señor Coordinador de una Izquierda que quiere estar Unida.

La segunda cosa que se olvida es que, si el heredero fuera tonto, aunque fuera tonto de baba caída, tampoco desentonaría mucho del resto de nuestros políticos. O sea, que pasaría desapercibido.



Pero ocurre también que no sólo en España hay tontos, porque acabamos de ver como nuestro ex-presidente del desgobierno español, señor Rodriguez, se ha metido en el bolsillo una suculenta propineja que parece que ha sido de 60.000 dólares (o euros, que sería más) por dar una conferencia en una nación iberoamericana donde habrá impartido las clases de Economía Política que aprendió en sus dos tardes de estudio con el señor aquel que le daba clases. Y todos sabemos que en la mente de nuestro ex-presidente y de sus seguidores, el secreto de todo buen gobierno consiste en sacarle al jugo a los  grandes terratenientes, entre los que se cuenta el viento, que ese sí que es un propietario de terrenos de mucha categoría.



Pero tampoco debemos culpar de todos nuestros males a la clase política, porque entre los que emborronan los medios informativos tampoco escasean los tontos. Por ejemplo, veamos lo que escribe la veterana periodista Maruja Torres diciéndole a sus amigos los elefantes: "Sabed que estamos avergonzados, abochornados, indignados y hasta la cresta de tanta miseria ética y estética, y que os acompañamos en el sentimiento".

Le indigna la caza. Pero no le indigna ni abochorna el aborto, que es como la cacería del nasciturus. Deporte muy practicado en España. El aborto es un derecho. La caza es un crimen.

Pues, según lo que hemos podido leer, el Rey no cazó nada porque su estado físico no le permitió actuar en la  cacería, que es algo que no se puede hacer sentado en una silla. Alguien más se encargaría de cazarlo.

Vamos, esto es lo que pienso yo.


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