miércoles, 19 de septiembre de 2012

Carrillo

Yo no lo quito


Hoy también es noticia la desaparición de Santiago Carrillo.  Y la noticia viene acompañada por elogiosos comentarios de la izquierda zarrapastrosa. La de la mamandurria, por supuesto. A nosotros nos repugna hablar del difunto héroe de la memoria histórica, pero sí nos atrevemos a publicar lo que otro comunista, Enrique Líster, ha dicho sobre su figura en un libro titulado "Basta", comentando su campaña difamatoria sobre Juan Comorera, el comunista catalán y catalanista. Dice así:


"...Carrillo y Antón propusieron al Secretariado la liquidación física de Comorera. La propuesta fué aceptada y Carrillo encargado de organizar la liquidación. Carrillo designó dos camaradas para llevarla a cabo. Pero Comorera decidió marcharse al pais. A través del informador que tenía entre la gente de Comorera, Carrillo conoció la decisión de aquel y luego el lugar de su paso por la frontera y la fecha. Carrillo envió a sus hombres a ese lugar para liquidar a Comorera al ir a cruzar la frontera. Pero Comorera, que se sentía en peligro y vivía con gran desconfianza, a última hora cambió de lugar y conocimos que había cruzado la frontera (la noche del 31 de diciembre de 1950)cuando ya llevaba 15 dias en Barcelona,

Ante la imposibilidad de la liquidación física - prosigue Lister- Carrillo, como buen especialista de las acusaciones del más puro estilo policiaco y provocador, se dedicó a la destrucción moral por medio de  calumnias infames. Dirigida por él se abrió en nuestras publicaciones y en nuestra radio una ofensiva de chivatería denunciando la presencia de Comorera en Barcelona."




Denuncia que incluso se hizo desde aquella emisora "Pirenaica", Radio España Independiente y que sirvió para que los sevicios secretos del régimen pudieran detener a Comorera, al que se condenó a cárcel. y que falleció en el penal de Burgos.

Curiosamente, en esta fotografía aparece Entique Lister en el extremo izquierdo de la mesa que preside Carrillo, flanqueado por La Pasionaria y por su amante, Antón , y Juan Comorera en el extremo derecho. Todos ya han desaparecido de este mundo.

Pero que nadie se haga ilusiones, que lo que ha quedado en esta España de comienzos del siglo XXI tampoco es para tirar cohetes.


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