No se asusten ¡Por Dios! No se asusten porque no voy a soltarles un rollo filosófico-teológico, porque mi ignorancia de estas materias es enorme y no voy a ser tan estúpido como para presumir de ello. Eso se lo dejo a los sociatas que cuando rebuznan no hacen más que decir estupideces. Lo que voy a hacer es contarles algunas cosillas de nuestra Historia, que de eso sí que sé algo. No demasiado, pero sí algo.
Resulta que el segundo apellido de mi mujer es Leyva. Aunque Leiva es un pueblo de La Rioja con un castillo medio en ruinas, los Leiva han sido una estirpe de guerreros que arriesgaron su vida, y muchos la perdieron defendiendo a su Señor y Rey de Castilla. Y no sólo perdieron la vida, sino la fortuna porque con el paso de los años, cada vez que un Leiva, o Leyva, caía en mano de los berberiscos, tenían que rescatarlo a golpe de doblón que tenían que pagar unas veces en Argel y otras en Constantinopla. Y así se pierden las fortunas. Lo que no se pierde es el honor.
El más conocido de los Leiva es Don Antonio, defensor de Pavía donde atacó a los franceses sentado en una silla de manos a causa de la gota que era una enfermedad muy frecuente por aquellos dias. Resultado de la batalla fué que el Rey Francisco Primero de Francia cayó prisionero y lo encerraron en la Torre de los Lujanes de Madrid. Huelga decir que nuestro Emperador Carlos lo trató con la cortesía debida a su alto rango.
También diré que Don Antonio de Leiva era el ojito derecho del César Carlos. Tanto, que le hizo Príncipe de Asculi, Marqués de Atella, Conde de Monza, Grande de España. Comendador de Teste de la Orden de Santiago y Miembro del Consejo de Estado y de Guerra.
Consecuencia de ello es que, al ser nombrado Príncipe, se constituyó en Mayorazgo de una rama derivada de los Leiva que, a partir de entonces, utilizó el apellido Leyva escrito con i griega.
Tan grande era el afecto que el César Carlos profesaba a D. Antonio, que era un personaje de genio más bien fuerte, que en una revista de Comisario (entonces se llamaba Veedor) ante el Emperador, éste tomó un arcabuz e hizo que escribieran su nombre en la lista de revista. Y cuando el Veedor leyó: "Carlos de Gante, soldado de la Compañía del Señor Antonio de Leyva", el Emperador dió un paso al frente respondiendo:"Presente y armado".
Y se cuenta que en una ocasión , buscando el asesoramiento de D. Antonio, le preguntó qué es lo que podría hacer para apoderarse de un territorio sin que los habitantes de éste se le sublevasen. Don Antonio rápidamente le respondió que lo que tendría que hacer era cortarle la cabeza a todos los príncipes de ese territorio.
Don Carlos tras unos segundos de reflexión le preguntó:"Pero entonces ¿qué será de mi alma". y Don Antonio, ni corto ni perezoso le respondió: "Pues si Vuestra Majestad tiene alma, lo mejor que puede hacer es no moverse de Palacio".
Pues eso mismo es lo que yo diría a los miembros del Consejo de Estado que han sido consultados, que no sé si tienen alma o no la tienen, porque al saber cual ha sido el resultado de la consulta (no vinculante, por supuesto) sobre la Ley del Aborto, quizás, lo mejor que podrían haber hecho es callarse. Y es que en estepais están ocurriendo cosas muy raras. Una de ellas es, por ejemplo, que al desaparecer Jimenez Losantos (ateo) y Cesar Vidal (protestante) de la COPE, que cada día informaban del santoral cristiano correspondiente, ha desaparecido de esa emisora de la Conferencia Episcopal la mención de los santos haciendo únicamente referencia a la onomástica del día en términos semejantes a ésto: "Hoy es el dia de las Rosas y las Merceditas".
Hasta a eso hemos llegado.
¡MAGNÍFICO!, así, con mayúsculas.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!