Yo no lo quito
Uno de los fenómenos más curiosos que estamos contemplando en el mundo de la prensa escrita es que mientras la escasez de lectores y de propaganda comercial está haciendo que algunos periódicos se vean obligados a despedir gente o a cerrar sus talleres, otros lucen su esplendor llegando, incluso, a regalar ejemplares de su diario a los transeuntes. Arte diabólica ha de ser.
Por ejemplo, el conocido periódico del sol que más calienta, y el único que permanece de aquellos diarios que inundaban Barcelona en nuestra niñez, distribuye gratuitamente ejemplares en los trenes de cercanías de Barcelona para solaz y entretenimiento de los pasajeros.
La Vanguardia es en estos momentos el principal adalid de la política independentista de Artur Mas y se puede permitir este lujo, aunque luego se recorten gastos de escuelas y hospitales. Y este es uno de los muchos ejemplos de manipulación diaria que se produce en Cataluña, aunque el propietario sea un tal Javier Godó, tercer Conde de Godó, título creado en 1916 por Alfonso XIII, y Grande de España, título concedido por el rey Juan Carlos I el dia 2 de julio de 2008.
Esta actitud trae a la memoria de este Asno una escena que tuvo lugar el año 1935. Estaba un servidor de ustedes jugando al ajedrez con su padre y por entonces había una guerra en Etiopía. Los italianos habian querido desquitarse de su derrota en Adua cuarenta años antes, y el ex-socialista Mussolini decidió la ocupación de aquel territorio para añadir nuevos laureles a su Patria.
En los periódicos aparecían fotos de guerreros etíopes envueltos en una sábana, y armados con lanzas y escudos, o unos "escopetos" del tiempo de Maricastaña. Los niños, por supuesto, estábamos a favor de aquellos pobrecitos que se estaban enfrentando a un ejército modermo. Incluso entonces ni siquiera sabíamos que los abisinios eran cristianos coptos, y que el Negus al hacerse cargo del trono se autobautizó con el nombre de Hailé Selassié , que quiere decir "Santísima Trinidad".
Bueno, para que no nos llamen embusteros diremos que el emperador tenía una guardia de 4.000 hombres armados con fusiles Mannlicher, y hasta una compañia de ametralladoras. El resto eran procedentes de la leva feudal.
Como La Vanguardia era el periódico que entraba en casa, se me ocurrió preguntar a mi padre: "Papá.¿Qué clase de diario es La Vanguardia?". El me miró sonriendo, y me contestó: "Pastelero,hijo, pastelero".
Por eso no me extraña nada lo que dice La Vanguardia.
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