lunes, 2 de junio de 2014

La Renaixença en Cataluña

Yo no lo quito

El año pasado tuvimos que lamentar el fallecimiento de una de las grandes figuras de la Historia catalana, Martin de Riquer, reconocido internacionalmente como uno de los grandes conocedores de la literatura medieval en Cataluña, especialmente de la trovadoresca que utilizaba la lengua occitana. A él debemos una buena parte del conocimiento de aquella época. Por supuesto, este Asno no tiene autoridad para calificar a esta gran persona que, además, se escapó de Barcelona durante le guerra civil para alistarse en el Tercio de Nuestra Señora de Montserrat y combatió en la batalla del Ebro. Que ni la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza.


Y entre las muchas cosas que dijo, nos advirtió de las muchas leyendas que existian sobre los orígenes de Cataluña como, por ejemplo la de las cuatro barras en el escudo de Wifredo el Velloso, de la que no vamos a hablar por suficientemente conocida, Pero a mediados del siglo XIX se produce aquel resurgir de las leyendas que da lugar al fenómeno de la Renaixença, por cierto pocos años antes de la implantación de la Primera República Federal española que tuvo cuatro presidentes en 11 meses; dos catalanes, uno almeriense pero habitante de Cataluña, y el último, gaditano, que llenó medio siglo de retórica en la Historia de España.

Aquel resurgir de las viejas leyendas catalanas se debió, en gran parte, a Próspero Bofarull, a quien se acusa (algunos lo hacen, especialmente los valencianos) de haber falsificado documentos y haber hecho una manipulación del "Libre dels repartiments" relativo a la repartición de las tierras conquistadas en Valencia.


Esta imagen muestra una copia del libro del reparto de tierras que se hizo en Mallorca por orden de "lo molt alt seyor en Jagme" que es "Rey daragon" (para que se enteren los neohistoriadores catalanes).


Y entre estos falsificadores de la Historia, hoy nos complacemos en presentar a nuestros lectores al docto Victor Cucurull, de la cuadra de Nova Historia, licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Cataluña, que se dispone a ilustrarnos a todos con varias novedades.

La primera es que Alejandro Magno era Catalán, y su Imperio era Cataluña y lo demás.

La segunda es que Roma no pudo ser nada hasta que los catalanes crearon el Imperio Romano.

La tercera es que la famosa Tartessos, que creíamos que estaba en tierras gaditanas no era más que la capital catalana, Tortosa.

La cuarta es que Américo Vespuccio era un señor que en realidad se llamaba Despuig porque era catalán.

La quinta es que Cataluña entró en la Historia en el siglo VII a. C.

De todas estas cosas, lo que más preocupa a este Asno es que a Simonetta Vespucci, el amor imposible de Sandro Botticelli, la mujer más hermosa de Florencia. que era llamada así por su matrimonio con Marco Vespucci, aunque su nombre de soltera era Simonetta Cattaneo, y era genovesa, ahora habrá que llamarla Simonetta Despuig.

¡Manda huevos!




No hay comentarios:

Publicar un comentario