aniversarios

Yo no lo quito

Cualquier persona aficionada a la lectura y a la Historia, tiene que saber que San Jerónimo es una de las grandes figuras de la Historia de la Iglesia, como lo fué San Agustin, o también San Ambrosio de Milán. A San Jerónimo le debemos nada menos que la traducción al latín de la Biblia, conocida como la "Vulgata". Por cierto, que tuvo que aprender el latín en Roma porque, aunque de familia cristiana, él había nacido en Estridón , un pueblo que hoy se disputan entre Croacia y Eslovenia, porque hasta ahora nadie lo ha podido identificar.

Pero entre las muchas obras que escribió este gran erudito, una de ellas se tituló "De viris illustribus", que recoge la vida de unos personajes de la Historia de la Iglesia, casi todos obispos. Y desde entonces se han escrito muchos otros libros que nos dan idea de las grandes figuras de la Historia, especialmente varones. Y ya era hora de empezar a escribir sobre las mujeres ilustres. De algunas se han escrito biografías personales, pero deberíamos recogerlas todas en una especie de enciclopedia  para que pudiérmos consultar su obra en el dessarrollo de esta humanidad a la que nos ha tocado pertenecer.Y mujeres ilustres hemos tenido en España, lo mismo que en cualquier otro pais.Ahí está Beatriz Galindo, "La Latina", que fué profesora de otra ilustre mujer, Isabel la Católica.

Precisamente, el Partido Socialista Obrero Español, que tanto alardea de feminismo, ahora que se encuentra en estado de reposo porque no tiene que arreglar el estropicio que ha organizado, podría preparar un libro que se podría titular "De illustres  féminas". Aunque no es preciso que metiera en esa lista a Clara Campoamor, republicana de pro, que ganó para las mujeres el voto durante la República esa que ahora se celebra, porque tuvo que escapar a Francia y Suiza, para huir del terror rojo de Madrid.

 En cambio podría incluir en ella a mujeres ilustres que llegaron ser ministras del Gobierno Español, como Carmeta Chacón, Bibiana Aido, o Leire Pajín; y hasta podrían añadir a Martu Garrote, que en estos momentos es asesora socialista de Tomás Gómez, "el invicto" con el que aparece en esta foto.

Esta señorita ha proclamado en su blog de Twitter, que en España "se habían quemado pocas iglesias y se había matado a pocos curas". Lo que en boca de una Secretaria de Políticas Autonómicas del PSOE de Chamartin, tiene su aquel.

Tampoco le hace falta su gracejo cuando escribe a otro aquello de: "tú sigue que entonces yo estaré en el Gobierno, y tú lamerás mi lindo culo".

O este otro pensamiento filosófico; "¿Os acordais, cuando hablábamos en twitter de sexo y gin tonic lo bien que lo pasábamos?"

También este deseo; "Hace solazo y vamos a comer en buena compañía, y luego una fiesta con amigos. Que te follen", 

 O reflexiones como ésta: "Las batas verdes del Hospital con los ejecutivos y los cubrezapatos verdes es lo más antierótico del mundo mundial". Ya lo saben los cirujanos, tan antieróticos ellos.

O sea, un genio. Un genio muy dicharachero, claro.

Aunque que si estas cosas pueden decirse de socialistas de pro, tampoco podemos olvidar a otros , esta vez comunistas, cuando nos saludan con este anuncio, aprovechando que es el aniversario de la proclamación de su adorada República

Y esto se dice desde el "Area de Juventud de IU". Lo que tampoco nos puede extrañar porque el manejo de la guillotina es algo que le va muy bien a la izquierda zarrapastrosa. En Francia, este artefacto llegó a utilizarse contra el mismísimo Robespierre, que lo había manejado generosamente durante el terror.

Los socialistas no cejan en su empeño de llevarnos a la Tercera República y su propaganda se refleja en una bandera tricolor con una estrella de cinco puntas, y la bandera roja del Imperio Otomano con una hoz y un martillo, prometiendo un brillante futuro a la juventud española, que se ha quedado sin trabajo, seguramente, por culpa de Rajoy.

Nosotros no pensamos celebrar el advenimento de la República. Preferimos recordar que el 14 de abril de 1574 los Tercios españoles ganaron la batalla de Mook contra tropas francesas muy superiores. Allí estuvieron Bernardino de Mendoza y Sancho Dávila, llamado también "el rayo de la guerra".