viernes, 26 de octubre de 2012

Pilar Rahola

Yo no lo quito

No cree este Asno de Rotterdam que sea necesario explicar a nuestros lectores que  hace muchos años que no lee La Vanguardia, De joven tenía mucho trabajo y horas de estudio y no podía perder el tiempo leyendo este diario. Ni siquiera cuando al cabo de unos años se hizo cargo de la Vanguardia su compañero de clase Horacio Saenz Guerrero, a quien consideré siempre un gran muchacho. Lo que siento es que una de sus hijas está casada con el director de ese singular panfleto que se titula "El plural". Espero que su padre, si todavía vive, no se lo tome a mal. En aquella clase estaba también el luego jesuita fallecido hace poco Alba Cereceda, que era un muchacho delgado que parecía sacado de un cuadro de El Greco. Espero que desde el cielo se acuerde de quien fué su compañero de clase.

Queremos decir con esto que si alguna vez hacemos referencia a La Vanguardia, siempre es a través de noticias de distinto origen. Pero en el caso actual ha sido una conversación con un compañero lo que me ha hecho conocer una de las últimas "paridas" de esta periodista que dice ser y llamarse Pilar Rahola.



Se trata de un artículo en el que presenta un libro escrito por  Eduardo Martin de Pozuelo, otro periodista de La Vanguardia, en el que se acusa a Franco de no haber querido  ayudar a los judíos sefarditas durante las persecuciones a que fueron sometidos por los nazis. Y toma partido con su jefe para arrearle a Franco como si los campos de concentración de la Soah los hubiera inventado Don Paco.



Por otra parte, tampoco creemos que esta escritora sea muy amiga de los musulmanes, y menos aún de los wahabitas o los salafitas, que son los que más incordian. Esto jamás lo haría una mujer de armas tomar y feminista a ultranza. Precisamente, hace poco decía (escribía en La Vanguardia) que Esperanza Aguirre empezaba a ser una Agustina de Aragón desaforada en la política porque se indignaba con la quema de banderas españolas que, como todo el mundosabe,es un derecho fundamental de todo buen catalán. Y nos parece muy mal, señora Rahola, que llame  desaforada a otra señora catalana, barcelonesa de pro, y bautizada en Santa Maria del Mar, que se llamaba Agustina Saragossa, y que tuvo que trasladarse a Zaragoza porque su marido, el artillero de Barcelona Joan Roca,  tuvo que ir allí para defenderla de los franceses.

Pero lo que motiva este artículo son los comentarios que hace sobre la actitud de Franco con los judios sefarditas, que no hacen nada más que descalificar a las autoridades judias que no han hecho más que agradecer a Franco el haber salvado la vida de casi 60.000 judios. O sea que con ellos  descalifica, en primer lugar, a las sinagogas americanas de las que nos dice "The American Sephardi" que el dia 22 de Noviembre de 1975 los coeditores de esta revista acudieron a rezar un responso por el alma del Generalísimo Francisco Franco ante el arca  de la histórica Sinagoga Hispano-Portuguesa en la localidad de Nueva York. Tras mencionar su nombre, se añadió la frase  "sehu azar hayehudim bime hamilhama hagedola", que seguramente César Vidal traduciría diciendo "por su ayuda a los judios durante la Guerra Mundial".

Estos judios, por lo que cuenta Pilar Rahola, deben ser tontos de remate.

Como el que fué embajador en España Salomón Ben Ami que dijo:
 "El poder judío no fué capaz de cambiar la política de Roosevelt hacia los judios durante la II Guerra Mundial. El único Pais de Europa que de verdad echó una mano a los judios fué un pais en el que no habia ninguna influencia judía: España, que salvó más judios que todas las democracias juntas".

Este hombre también debía ser tonto.

O Golda Meir, Presidenta de Israel declaró, siendo Ministra de Asuntos Exteriores:
 "El pueblo judío y el Estado de Israel recuerdan la actitud humanitaria adoptada por España durante la era hitleriana, cuando dieron ayuda y protección a muchas victimas del nazismo".

Una pobre ignorante de la Historia.


O Max Mazin, Presidente de la Asociación Hebrea en España:
"¿Qué importa el número de judios salvados por España, cuando el precio de una sola vida es infinito? Sé que España salvó la vida de docenas de millares de hermanos nuestros por diversos procedimientos, y hubiera salvado muchos más de haber tenido oportunidad de hacerlo".

"El nombre de España es una de las poquísimas luces que brillan en la larga y oscura noche que vivió el pueblo judío durante los trágicos años del nazismo".

Otro iluso.


O Elie Wiezel, premio Nobel de la Paz en 1986:
"España fué, probablemente, el único pais deEuropa que no devolvió a los refugfiados judíos"

Un pelotillero a quien dan el Premio Nobel.

O Haim Aval y Yad Vaskem, profesores de la Universidad Hebrea de Jerusalen:
"Un total de por lo menos 40.000 vidas judias fueron salvadas de las cámaras de gas por las actuaciones directas de las embajadas y consulados españoles".


O Chaim Lipschitz, autor del libro "Franco, Spain, the jews and the holocaust".
"Tengo pruebas de que el Jefe del Estado Español, Francisco Franco, salvó a más de sesenta mil judios durante la II Guerra Mundial. Ya va a ser hora de que alguien  dé las gracias a Franco por ellos".


O Israel Singer, Presidente del Congreso Mundial Judío.
"La España de Franco fué un refugio importante de judios que se arriesgaron a venir, escapando de la Francia de la libertad, la fraternidad y la igualdad. No quiero defender a Franco, pero en la II Guerra Mundial muchos judios se salvaron en España e ignorarlo es  ignorar la historia".


Y, para no cansar a nuestros lectores, terminamos con estas palabras del ex-ministro de Justicia socialista español Enrique Mújica Herzog,  de origen judío y miembro  del PSOE:
"Aquel régimen, tan criticable en otros aspectos, acogió a los judios que llegaron, bien para asentarse en España, bien para continuar viaje con la ayuda del servicio diplomático".
Aunque muchos piensan que el "sanguinario dictador" era tan tonto, que sus diplomáticos le tomaban el pelo y le engañaban.

Pero así escriben muchos españoles, entre ellos el periodista y Redactor Jefe de La Vanguardia, Eduardo Martin de Pozuelo, a quien sirve su buena amiga y subordinada Pilar Rahola.



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