sábado, 22 de febrero de 2014

Legalidades.

Yo no lo quito


República o monarquía son dos formas de gobierno que no tienen que ser discutidas por su propia naturaleza. Otra cosa es su legalidad que puede ser de origen o de ejercicio. Y lo que llama la atención es la ignorancia que hace que hoy todavía existan individuos que se dedican a pasear una bandera tricolor por las calles españolas. Y uno llega a pensar que hasta lo hacen con orgullo.

Porque aquella república de 1931 fué una "merienda de negros" de tal  naturaleza  que llegó a provocar que militares de reconocidas ideas republicanas llegaran a sublevarse contra "aquello" por lo que habian estado suspirando.

Un caso del que ahora, naturalmente, no se habla, es el del general don Miguel Cabanellas Ferrer, que no sólo era republicano sino que se le atribuye ser masón. Otro caso es el de don Gonzalo Queipo de Llano, que se había levantado contra la Monarquia en diciembre de 1930, y de quien ya hemos hablado en El Alimoche en varias ocasiones.

 Hoy le toca a Cabanellas, que era amigo de Alejandro Lerroux y de Niceto Alcalá Zamora, y enemigo de  Primo de Rivera y de su Dictadura. Porque el julio de 1936 lo que hizo Cabanellas fué sublevarse contra la República en Zaragoza, poniéndose en contacto con el Director que fué el general Mola a quien ayudó con armas a cambio de que Mola le enviase unos cuantos requetés que contribuyeron también a que Zaragoza se convirtiera en un reducto capaz de resistir brillantemente los tres años de guerra.

Y otra de las cosas que se suele ignorar es que el general Cabanellas fué diputado a Cortes del Partido Radical por Jaen  en el llamado "bienio negro" con Alejandro Lerroux a quien en Barcelona se conocía también como "el emperador del Paralelo".

Por si fuera poco, uno de sus hijos Guillermo Cabanellas estaba implicado en la sublevación de Jaca de diciembre de 1930, a consecuencia de la que vino, cuatro meses más tarde, la Segunda República.

Todas estas circunstancias dieron lugar a que a este general se le mirase con desconfianza desde el comienzo de la guerra, y Franco no quiso darle mandos más que secundarios, entre otras razones, seguramente, por su edad. 

Por cierto, que también estaba en la lista de los imputados por el superjuez Garzón por crímenes contra la humanidad y detención ilegal.Y este juez tuvo que declarar extinguida su responsabilidad cuando se enteró de que Cabanellas hacía setenta años que había muerto.

La instrucción de aquella causa fué tan polémica, que el juez Garzón tuvo que ser acusado de prevaricación, aunque fué absuelto por el Tribunal Supremo.





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