sábado, 1 de febrero de 2014

Una de piratas

Yo no lo quito


Un curioso fenómeno social que estamos viviendo es el éxito cinematográfico de esas películas que nos hablan de los piratas del  caribe. Y es que el Caribe está de moda ahora más que nunca por aquello de lo que Virgilio denominaba la "Auri sacra fames". Y si hace unos años un ex-comunista convertido al catolicismo, como Giovanni Papini llamaba a las monedas "los excrementos del diablo", parece que ya la gente se ha convencido de una vez por todas de que nada hay que contribuya tanto a la felicidad personal como el dinerete. En Cataluña, por ejemplo, cuando este Asno era chiquito, se solía decir que "Barcelona es bona si la bossa sona". Anque todo depende de cuales son los bolsillos donde las bolsa suena. Del dominio público son algunos bien conocidos.





          Quizás el éxito que tienen hoy las películas sobre piratas del Caribe es porque ello nos recuerda que el Caribe es el origen histórico de los paraisos fiscales. Y este recuerdo nos hace sentirnos como unos nuevos héroes de película



           Precisamente este año de 2014 vamos a tener que pagar en concepto de intereses de la deuda 40.000 Millones de euros; y esta cifra corresponde, precisamente, a la que correspondería si el fraude fiscal se redujera un 10% ésto se traduciría en un aumento de los ingresos de unos 38.500 Millones.

           Este fraude depende de la conciencia ciudadana y es un mecanismo de compensación social que los ciudadanos utilizan como respuesta a unas exigencias que consideran abusivas, aunque también responden a una clase politica que consideran mayoritariamente propensa a la corrupción y al enriquecimiento ilícito. Y va a ser muy difícil convencer a la ciudadanía de que cambie de modo de pensar.

            Pero si en el siglo XVII y posteriores la corona británica fomentaba la piratería contra España, amparando a los piratas que atacaban a los barcos españoles cuando operaban desde las islas del Caribe o del Canal, también desde Gibraltar se tropieza uno con la libertad de movimiento de capitales. Así, el interés del impuesto de sociedades español (aplicados los beneficios fiscales) es del 12,5 % para las grandes empresas, y del 16,5 % para las PIMES, en Gibraltar es del 10,5% y, además, no hay doble imposición para los impuestos. Por eso Gibraltar es una tentación para las empresas que ven en el Peñón un paraiso fiscal que no está precisamente en el Caribe.

          Y es que Gibraltar lava más blanco.


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