viernes, 7 de octubre de 2011

Auxilium christianorum



Yo no lo quito



Hoy, dia 7 de octubre del año del Señor 2011, hay mucha tela que cortar. Para los aficionados a la memoria histórica (la de la segunda república) tendríamos que hablar de aquel 6 de octubre de 1934, Sobre todo a los independistas. Y es que el mes de octubre tiene "malastrugança" para los de la izquierda catalanista. También en octubre de 1940 se fusiló a Luis Companys en un acto que fué, quizás, el único digno que perpetró a lo largo de una vida que mejor sería no comentar. Pero tampoco podemos olvidar que en el mes de octubre de 1936, a los tres meses de iniciarse la guerra civil, se produjeron un serie de actos que estuvieron a punto de terminar con la presidencia de Companys en la Generalidad de Cataluña. De este asunto podríamos hablar otro dia, porque a estas alturas ya tenemos suficientes datos para escribir largo y tendido sobre este tema.

Pero no podemos olvidar tampoco que el 7 de octubre de 1571 tuvo lugar una batalla naval en las aguas que bañan el Peloponeso, en la que una escuadra cristiana destrozó a otra turca en una acción militar que bien podría llamarse "la última cruzada" porque fué solicitada por el Papa Pio V.

En este gráfico puede verse la posición de ambas escuadras en el momento de iniciarse el combate.



La armada turca constaba de 260 galeras y la cristiana disponía de 140 galeras venecianas, 70 españolas (que incluian las napolitanas y sicilianas), 12 del Papado y 9 de la Orden de Malta. Los combatientes españoles eran 20.000, los del Papa 2,000, y los venecianos 8.000. Por este motivo se enviaron 4.000 infantes españoles  para reforzar las galeras venecianas. Estos soldados pertenecían a los tercios de Lope de Figueroa, Pedro de Padilla, Diego Enríquez y Miguel de Cardona.

Precisamente, el soldado de 24 años Miguel de Cervantes, de la compañía del capitán Diego de Urbina, pertenecía al tercio de Miguel de Cardona y estuvo embarcado en la galera "Marquesa", que gobernaba el capitán Francisco de San Pedro, que murió en la batalla.

Algunos sitúan a Cervantes en el Tercio de Lope de Figueroa porque, tras haber pasado por el hospital a causa de sus heridas, se incorporó a este tercio, y entonces fué cuando cayó prisionero de los turcos, que lo llevaron a Argel.

El mando de la flota cristiana lo ostentaba don Juan de Austria, asesorado por una especie de Estado Mayor formado por expertos marinos como el veneciano Sebastián Veniero, Juan de Cardona, Luis de Requesens, Marco Antonio Colonna, de las galeras del Papa, y Sancho Martinez de Leyva.

Lepanto fué, indiscutiblemente, una gran victoria. Sin embargo sus consecuencias fueron escasas. De momento, sirvió para que los cristianos empezaran a perder el miedo a los turcos, que por aquellos años eran los amos del Mediterráneo. Y lo eran desde hacía años. Pero una vez muerto el Papa PioV, que fué el promotor de la cruzada, los cristianos volvieron a pelearse entre sí por problemas de Europa. Y, por supuesto, la"cristianísima Francia" se abstuvo de responder al llamamiento del Papa.

Quiera Dios que seamos capaces de aprender la lección.


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