viernes, 4 de mayo de 2012

Justicia y Economía

Yo no lo quito

La noticia que hoy nos trae el periódico es la siguiente:


O sea, que este individuo, con 25 asesinatos  a su espalda, fué condenado a más de 3000 años de condena, de los cuales cumplió solamente 18, para ponerlo en libertad en el año 2008 tras haberse declarado en huelga de hambre. Más tarde fué requerido por la autoridad judicial para declarar por un asunto de exaltación del terrorismo, y se escapó a Irlanda, donde ha estado residiendo desde entonces. Ahora un tribunal irlandés ha decidido quitarse de encima el problema y nos lo devuelve a España.

En el mejor de los casos, este sujeto es posible que vuelva a a la cárcel. Y si esto ocurre, los españoles tendremos que pagar su manutención, alojamiento, servicio sanitario, y todos esos "derechos sociales" que tienen nuestros presos. Porque eso de tener las cárceles llenas nos crea un problema de mantenimiento; y este mantenimiento corre a cargo del pagano, que es el contribuyente. Lo que contrasta, por ejemplo, con eso que han decidido en Cataluña, donde la estancia de un dia en el hospital te va a costar cinco euros.

Y es que ahora somos modernos. Antiguamente, cuando uno estudiaba estas cosas, se nos enseñaba que la pena de cárcel que se imponía no sólo era una sanción legal, sino también un acto de defensa social contra aquel que ha infringido el orden jurídico.

Ahora el punto de vista es mucho más "progre". En realidad, ahora las cárceles se utilizan para reinsertar al delincuente. Dicho en otros términos, para curarle de sus problemas mentales. O sea, que la cárcel en poco difiere de un hospital, porque en ella se procura curar a los ingresados. Cárcel y Hospital, por tanto. desde un punto de vista más económico y, por supuesto, más "progre"·, vienen a ser una cosa muy semejante.

Ante ésto. el Asno de Rotterdam se plantea la cuestión de que el señor que se encuentra en la cárcel, lo mismo que el que está en un hospital reciben a costa de nuestro dinero un alojamiento, una comida y una asistencia sanitaria, y en Cataluña se obliga a los pacientes a pagar cinco euros por dia de hospitalización. ¿Por qué a los que residen en la cárcel no se les exige igual pago por estos conceptos?

A esto se podría argüir que los presos no están an la cárcel por su propia voluntad, lo que es cierto. Pero tampoco creemos que los que están en el hospital están alli por su gusto, como si fuera en una residencia de ancianos donde, por cierto, el internado paga escrupulosamente por estos mismos conceptos.



Preparémonos, por tanto a pagar el mantenimiento de este individuo, si de verdad es que va a ingresar en la cárcel tras haber redimido su condena de 3000 años de cárcel  tras haber pasado en ella 18 años.

Y si no ingresa en la cárcel, ¿habrá que pagarle guardaespaldas? Porque también podría ocurrir que peligrase su vida. Recordemos que una de sus víctimas vivía en el barrio de Amara en la misma escalera del asesino. Y así celebraba en la carcel de Melilla uno de los asesinatos etarras.

En fin, Esto es lo que nos llega. Gracias Irlanda.

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