lunes, 7 de julio de 2014

Los muladíes

Yo no lo quito

1.- Pablemos

Lo que está ocurriendo en España en los momentos actuales, con el apoyo que está recibiendo "Pablemos" a quienes están acercándose los de IU nos trae a la memoria el recuerdo de los muladíes en la España medieval.

En los comienzos del siglo VIII cuando se produce la derrota del rey Rodrigo en la batalla de Guadalete y la invasión de los musulmanes, en España la religión oficial era la católica. Los visigodos eran cristianos, pero practicaban el arrianismo, que era una secta cristiana que rechazaba la naturaleza divina del Hijo de Dios. Fué bajo el reinado de Recaredo cuando se declaró oficial la religión católica.

Pero tras la invasión de los musulmanes que se produjo por la traición de los hijos de Witiza unida a la del conde Julián, gobernador en Ceuta, se produjo un fenómeno de cambio de religión en muchos españoles. El poema de Fernán González ya se lamentaba de ello

Y a los que cambiaron de religión para hacerse musulmanes se les denominó "muladíes". Palabra que designaba  a tres tipos de españoles

-Cristianos que abandonaban el cristianismo para convertirse al islam.

-Hijos de un matrimonio  mixto cristiano-musulmán, y de religión musulmana.

-Población de origen hispanorromano que cambiaron de religión para evitar el pago de la capitación 
que les correspondía como cristianos y gozar de los mismos derechos que los musulmanes.

El recuerdo de estas cosas no nos sorprende al contemplar lo que está sucediendo en España en el siglo XXI. Pero al mismo tiempo, el Paraíso que Mahoma (su nombre sea alabado) ofrecía a sus discípulos era como para atraer a mucha gente.

En primer lugar, el "mumin" (creyente) descansaba, vestido con ligeras prendas de seda, junto a un rio donde el agua fresca se deslizaba por un cauce de ámbar con abundantes piedras preciosas incrustadas, mientras trescientos esclavos, desfilaban por delante de él, como perlas de un collar, llevando en bandejas de oro deliciosos manjares, y bebidas refrescantes en copas de cristal de roca. Y, mientras el "mumin", descansaba junto al río, setenta y dos huríes de ojos verdes como el mar, bailaban ante él y le dedicaban toda clase atenciones.

Ante el panorama que les ofrecía la nueva religión, no tiene nada de particular que el español, siempre dispuesto a creer lo que más le interesa, arrojase la cruz por la ventana de su casa y lanzase  en un arrebato de entusiasmo el grito de ¡Viva Mahoma! (su nombre sea alabado) en espera de mejor gloria.

Y esto es lo que está ocurriendo con Pablo Iglesias Turrión, que arrastra a las multitudes con promesas de tiempos mejores


¿Estamos condenados los españoles a ser víctimas de la credibilidad eterna...? Porque de no ser así, probablemente no nos habría caido encima el ceporrus hispánicus, que ahora es miembro del Consejo de Estado. ¿Estamos condenados a tener lo que merecemos?



2.-Seguimos leyendo El Caso.

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