sábado, 16 de enero de 2010

Beatificación en Mataró

El próximo sábado, 10 de Enero de 2010 a las 11,30 de la mañana, tendrá lugar la beatificación del Doctor D José Samsó y Elias, párroco que fué de Santa Maria de Mataró, y que entregó su vida al Señor el 1 de septiembre de 1936, asesinado en el mismo lugar donde solía celebrar sus Via Crucis los dias de Viernes Santo. Beatificación que esta vez tiene lugar en tierra española, y que ha dado lugar a muchos comentarios. Ninguno de los cuales, por supuesto, afecta a la personalidad del beato, de cuya santidad no cabe la menor duda.
Pero, ¿quien era D José Samsó Elias?




Habia nacido cerca de Barcelona, en Castellbisbal, donde su padre era farmacéutico. A los 7 años se murió el padre y se alojó con su madre y su hermana en casa de una tía que vivía en Rubí. Allí, mientras la madre se ganaba la vida con labores de costura, el niño estudió en los Maristas, y terminó en el Seminario de Barcelona. Su vida fué la de un sacerdote normal llena de piedad y amor a Dios y al prójimo. Pero las circunstancias de la agitada historia de los años de la República, hicieron de él un personaje especial.


Muchas veces se ha escrito que en la sublevación catalana del 6 de octubre de 1934, los anarquistas se abstuvieron de intervenir. Y eso es cierto si se considera que los anarquistas estuvieron siempre enfrentados con los de Estat Catalá. O sea, que ellos no se sublevaron para proclamar la República Catalana. Pero, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se dieron a quemar iglesias en Cataluña. Y no una ni dos, sino unas cuantas más. Y una de ellas fué la de Santa María de Mataró, donde el Padre Samsó estaba de párroco.


Así, el 6 de octubre a las nueve de la mañana, cuando la sublevación de Barcelona estaba ya prácticamente liquidada, se presentó en la parroquia de Santa María para realizar un registro, un grupo armado que exhibía unos carnets sindicales como símbolo de su autoridad. ¿Qué es lo que buscaban? Pues al parecer buscaban armas: "esas armas que los sacerdotes escondian en sus iglesias, y desde las que disparaban contra los honrados obreros que circulaban por la calle"· Y no me vengan ustedes diciendo que miento, porque entonces yo estaba estudiando el bachillerato en Barcelona, y estaba perfectamente enterado de lo que la gente decía y los panfletos revolucionarios anunciaban.

Y como allí no había nada, los desalmados decidieron acumular ante el altar un montón de bancos y sillas de madera para incendiar la iglesia, echando gasolina sobre el altar y obligar al sacerdote a prender el fuego. Naturalmente, el sacerdote se negó a pesar de que quisieron obligarle a punta de pistola. Mientras tanto, el hijo del campanero, que se encontraba en la iglesia, salió por una puerta falsa para pedir auxilio y se pudo formar una cadena de cubos de agua para apagar el incendio, que empezaba ya a devorar el Altar de las Animas.

Hubo denuncias de los vecinos, se detuvo a unos cuantos que participaron en los hechos, y el Juzgado de Primera Instancia de Mataró procesó a los detenidos, uno de los cuales era Liberto Peiró, de las Juventudes Libertarias, hijo del famoso líder cenetista Juan Peiró. Cuando el Juez llamó a declarar al P. Samsó, éste se negó a reconocer a los autores y dar nombres, por lo que los detenidos fueron puestos en libertad. Pero a partir de este momento sabía que su vida peligraba.

Y llegó el dia 19 de julio de 1936. Era domingo y el P. Samsó dijo la misa a las 12, y después de salvar la Eucaristía cerró la puerta de la iglesia y se escondió en casa de unos amigos donde se había previsto mantenerlo refugiado. Diez dias más tarde pensó que en Mataró era demasiado conocido y estaría más seguro en Barcelona, y cuando esperaba en la estación del ferrocarril se presentaron unos milicianos y lo detuvieron. En la cárcel de Mataró estuvo detenido treinta y tres dias, hasta que el 1 de septiembre se decidió su asesinato.

El dia 2 tendría lugar la salida de una "columna" anarquista de Mataró, a la que se había dado el nombre de "columna Malatesta", de la que daba noticia La vanguardia del dia 3





Esta columna a la que se puso el nombre de Malatesta estaba formada por grupos de indeseables anarquistas de Mataró y la región del Maresme y tenía que salir para reforzar en el frente de Huesca a la columna rojinegra "los Aguiluchos de la FAI". Pero antes de salir exigieron que se fusilase a los 33 presos que estaban detenidos en la cárcel del Juzgado de Mataró. O, en su defecto, al párroco de Santa María. Por cierto que a esta columna muchos la confunden con otra anarquista conocida como "el Batallón Malatesta" o "Batallón de la Muerte",que estaba formada por anarquistas italianos exiliados en Francia, y que fué el batallón mejor vestido de todo el ejército rojo. Pero este batallón anarquista no se formó hasta el año 1937, y duró en el frente menos que un caramelo en la puerta de un colegio porque después del combate de la ermita de Santa Quiteria no se volvió a hablar de esta unidad.




Muchas personas intervinieron para evitar que se fusilase al P.Samsó. Y uno de ellos fué, precisamente, el Jefe anarquista de Mataró, Juan Peiró, reconociendo que el párroco era una buena persona que había tenido la caridad de no denunciar a su hijo y salvarlo de la cárcel . Ciertamente, Peiró no fué responsable directo de su asesinato, pero sus secuaces habian sido adoctrinados por sus soflamas anarquistas y anticlericales. Entre ellos, su hijo Liberto.



En Mataró todos eran conscientes de que la muerte del P. Samsó era el precio que habian puesto los "mandamases" de aquella columna Malatesta para su salida al frente, y no unos "incontrolados" como aquel gitano al que llamaban "el cadiraire" al que con frecuencia el párroco ayudaba con sus limosnas, o el tipo conocido como "el geperut" (el jorobado) Bruguera, que fueron los encargados de ejecutarle. Estos eran los "mandados".


El yerno del dueño de la funeraria se arriesgó a tomar esta foto del cadáver del Dr. Samsó y entregó la cámara fotográfica al conserje del cementerio, que la sacó escondida entre la ropa. A continuación el joven Tomás Lladó, que era el encargado del traslado de cadáveres, se arrodilló ante el cadáver, rezó una oración, le besó en la frente y le retiró del cuello una cadenita con cuatro medallas y los gemelos de los puños, que se llevó en el bolsillo.

El forense confirmó que el cadáver tenía dos orificios de entrada de bala en la cabeza, uno correspondiente al disparo que hizo el "geperut" y otro correspondiente al tiro de gracia.


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