Para quienes hemos seguido la trayectoria del Tribunal Constitucional no es ningún secreto que esta institución es la más desprestigiada de España. Sobre todo desde sus orígenes, cuando vino de su exilio en Venezuela un ilustre jurista llamado Garcia Pelayo para ser su Presidente, y que tras lo ocurrido con el caso Rumasa abandonó el cargo para regresar a Venezuela y fallecer allí, quizás de vergüenza. Porque por entonces todavía había españoles que se morían de vergüenza.
Ahora se espera que a fines de mes se pueda saber cual ha sido la sentencia de ese Estatut catalán que ha sido aprobado por la mayoría de los que manejan el cotarro en Cataluña, y al que los catalanes han demostrado que les importa un rábano. Pero constantemente se oye decir que fué votado por "mayoría absoluta" de los cuatro sinvergüenzas que decidieron votarlo por su cuenta. Así se ganan todas las elecciones por mayoría absoluta.
Ya el presidente (o como se llame eso) de CiU Arturo Más ha expresado sus dudas en varias ocasiones sobre la oportunidad de celebrar refrendos anticipados sobre la independencia de Cataluña porque está convencido que que tal refrendo sería negativo. Incluso ahora que lo musulmanes de Cataluña tienen derecho a votar (a favor, por supuesto). Pero como de lo que se trata es del Tribunal Constitucional, le dedicamos aquí una famosa fábula de Fedro, liberto de Augusto, traduciendo al latín, o interpretando, las de un tal Esopo del que sabemos todos más bien poco, aunque Velázquez nos dejó de él un famoso cuadro. Pintado muchos siglos más tarde, por supuesto.
La fábula se titula Mons parturiens, y dice así:
Mons parturibat, gemitus immanes ciens:
Eratque in terris maxima expectatio.
At ille murem peperit. Hoc scriptum est tibi,
Qui, magna cumminaris, extricas nihil.
lo que Don César Vidal nos podría traducir diciendo:
Un monte estaba de parto y daba espantosos gemidos
Había en la Tierra una gran expectación
Y finalmente parió un ratón. Esto lo digo por tí
que, simulando grandes empresas, no haces nada de provecho.
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