domingo, 3 de abril de 2011

Se va, o lo echan.



Yo no lo quito




Ya sonó la flauta. Hoy LA GACETA encabeza su primera página con este titular: "Este individuo por fin se va". Ciertamente se va, pero todavía vamos a tener que aguantarlo hasta que se termine la legislatura. Aunque debemos alegrarnos de que este individuo pronto deje de avergonzarnos a todos los españoles con su estulticia. Ayer tarde, alguien envió a esta redacción un correo acompañado de aquel video de la Televisión italiana en la que una bella locutora (todo hay que decirlo) interrogaba a un cómico que imitaba a nuestro Presidente. Este video creemos que corresponde a su primera legislatura porque ya nos habíamos olvidado de él. Y lo que demuestra es que nuestros vecinos localizaron al estulto desde los primeros momentos de su ejercicio. Y el anuncio de su despedida quere decir que el buen Dios cuya misericordia es infinita, ha escuchado nuestras oraciones cuando recitábamos aquello de: "a stultitia Sutoris libera nos Domine". (Para los alumnos de la LOGSE, Sutor quiere decir en latín, lo mismo que los chinos cuando dicen "Señol que alegla zapato")




Pero los que echan las campanas al vuelo deberían darse cuenta de que todavía no está el gato en la talega; y de que, además, ¿qué se va a hacer con esa plaga bíblica de miles y miles de zánganos que nos ha caido encima para devastar esta tierra de conejos, y que ahora si se les retira, se van a ir a su casa con una serie de prebendas que ya quisiéramos los españoles de a pié?


Quede, además, bien claro que a este sujeto no lo ha echado la oposición, lo han echado sus propios comilitones. Esos a los que él ha encumbrado y que al ver el desastre que han organizado no vacilan en echarle toda la culpa de lo ocurrido. Los mismos que hace una semana todavía lo elogiaban como "el mejor presidente de la Historia de España". No hace falta buscar en las hemerotecas porque ésto es tan evidente que todos lo llevamos en la memoria.


Es muy posible que las próximas elecciones generales las gane Marianico, pero no le arrendamos la ganancia. La única solución a este problema es volver los ojos a nuestro Dios clemente y misericordioso (como dicen los musulmanes) y empezar a rezar las oraciones "ad petendam pluviam". Ya quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.


Amen.


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