Pero no vamos a referirnos a este Senado, sino a otro más moderno. Por cierto, en este Senado
brillaron excelentes juristas y oradores que no vamos ahora a mencionar, pero si creemos haber leido, no recordamos donde, que cuando el emperador Adriano fué nombrado Emperador, tuvo que hablar ante el Senado, y ocurrió algo que a los señores senadores les hizo mucha gracia. Y era que el emperador utilizaba un latín muy correcto, pero con acento andaluz. Estas cosas ya no ocurren en el senado español. porque cada cual habla la lengua que le peta, aunque todos pueden entenderse en una, que es la que conocen todos.
Esto se ha logrado mediante la utilización de traductores de las distintas lenguas que se pueden oir en España. Y con esto se han podido unir lo útil y lo agradable; reducir el paro, y aumentar el gasto público a costa del resto de los españoles.
Como bien se sabe, y se padece, una de las cosas más difíciles de conseguir es que los españoles se pongan de acuerdo. Pero si se han podido poner en algo que a todos nos afecta, y es que el Senado no sirve para nada, y habría que suprimirlo. Los únicos que no piensan de este modo son, lógicamente, los señores senadores, que son 263, de los cuales 86 son senadoras.
La noticia que nos ha proporcionado el Senado esta semana, es la bronca que se ha organizado al enfrentarse el senador Pérez, del PP, con el Vicepresidente Chávez. Aunque no es la primera que se organiza en tan respetable organismo, porque ya hemos visto vídeos de otros que se habían organizado anteriormente, y en los que un humorista, que doblaba la película, llamaba al Presidente del Senado "Mister Proper".
Esta vez el señor Presidente del Senado, se ha escandalizado mucho ante la actitud de los señores senadores, que no ha tenido más remedio que indicarles el bochorno que supondría contemplar estas imágenes en la televisión. Porque al señor Presidente del Senado lo que no le preocupa es la vergüenza de tener que llegar hasta el Senado para defender las chorizadas del Vicepresidente y sus familiares, sino que el público, que es el que paga su sueldo, pueda enterarse de las cosas que ocurren bajo ésto que, ingenuamente, solemos llamar gobierno.
Lo más triste es que a esta gente la han votado los españoles. Y cuando estos asuntos llegan al Senado, es porque no han conseguido entrar debidamente en los juzgados, como es habitual en otros paises.
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