domingo, 8 de noviembre de 2009

Amicus Plato (10)

Después de su discurso y de haberse felicitado todos los presentes por tan fausto acontecimiento, Companys habló por teléfono con el General Batet, Jefe de la 4ª División Orgánica dándole cuenta de lo que acababa de proclamar para que se pusiera a sus órdenes. Batet le respondió que no podía resolver en un instante lo que él había meditado y preparado durante dias, aunque el cumplimiento del deber le aconsejaría la conducta a seguir. y le pidió la orden por escrito.

La nota de la Generalidad a Capitanía la llevó en mano el diputado Tauler, hombre de confianza del Presidente. Este era el escrito


Traducido el texto decía:

"Como presidente del Gobierno de Cataluña requiero a V.E. para que con la fuerza que manda se ponga a mis órdenes para servir a la República Federal que acabo de proclamar. Palacio de la Generalidad, 6 de octubre de 1934. Luis Companys.-Excmo. Sr. Domingo Batet, General de Cataluña."

Batet no dió ninguna respuesta. Y cumpliendo las órdenes de Madrid declaró el Estado de Guerra. Desde este momento la Generalidad estaba en guerra con el Gobierno. y en todo los lugares donde se había pensado que habría que resistir, se prepararon obras de defensa.

A partir de las ocho y media de la noche empezaron a distribuirse los grupos armados; sin embargo, éstos empezaron a disminuir. A las nueve y media habían disminuido considerablemente.

En el edificio de la Comandancia de Somatenes, al final de la Rambla de Santa Mónica habría un centenar de personas y no todas armadas. En el local del CADCI estaba Compte con unos treinta hombres con diez y siete fusiles. A lo largo de la Rambla, a las diez de la noche había numerosos grupos armados.

Entre las nueve y las diez, un camión empezó a distribuir comida entre los concentrados en la Rambla, que serían unos mil quinientos hombres.

En el Café Novedades (calle de Caspe y Paseo de Gracia) había muchas armas que todavía nadie habia pasado a recoger. En la Puerta del Angel los de Alianza Obrera estaban sin armas. Parece que Companys había ordenado que se las dieran, pero Dencás se opuso. No obstante, si los de Alianza Obrera hubieran querido armas, les habría sido muy fácil obtenerlas, y lo mismo se podría decir de los que se quejaron de que no tenían armas. A las diez de la noche, delante del cine Coliseum había un camión lleno de armas para ser distribuidas, que muy pocas personas habían ido a recoger. Quizás los mejor armados eran los que estaban en la Rambla del Prat esquina a Mayor de Gracia.

Otro grupo armado estaba en la Plaza de Tetuán controlando el Paseo de San Juan hasta el Parque. En la Telefónica de la Plaza de Cataluña había unos treinta Guardias de Asalto. En el Paralelo, desde la Plaza de España hasta el muelle había también bastante gente armada.

En el Palacio de la Generalidad había un centenar de Mozos de Escuadra mandados por el Comandante de Artillería Enrique Pérez Farrás y unos pocos escamots de Estat Catalá.

En la Consejería de Gobernación, en la Plaza del Palacio,se encontraba desde las ocho Dencás rodeado de Guardias de Asalto y grupos de Estat Catalá muy fieles a Dencás.

En la Comisaría de Orden Público, en la Via Layetana, desaparecieron los guardias de Asalto y policías, que se pusieron a las órdenes del Ejército, permaneciendo unos cincuenta a las órdenes del Comandante Ricart. Levantaron barricadas y colocaron sacos terreros en las ventanas.

En el Ayuntamiento estaban los guardias urbanos de servicio, algunos Mozos de Escuadra y un grupo de escamots.

Este era el despliegue que se había organizado en Barcelona para repeler la acción del Ejército.

A las once y media, por orden de Capitanía, salió del cuartel del Buensuceso un grupo de ochenta hombres que llegó hasta la Calle del Hospital, subió por la Rambla hasta la Plaza de Cataluña sin ser hostilizados por los escamots, que evitaron combatir con la tropa, y al llegar a la Plaza de Cataluña entraron en combate con los que estaban en el Paseo de Gracia. Allí permanecieron hasta las cuatro de la madrugada, y regresaron al cuartel.

En el local del CADCI,(Centro de Dependiente del Comercio y la Industria) en la Rambla de Santa Mónica, se instalaron Jaume Compte, Angel Gonzalez Alba, y unos treinta hombres. A las diez y cuarenta minutos, pasó por delante del edificio una compañia del regimiento 34 de Infantería al mando del Capitán D. Fernando Ahumada, que leyó el bando proclamando el estado de guerra. Desde aquel lugar se hizo fuego contra la compañía matando a un sargento, hiriendo a un oficial, cinco soldados y un músico. El Capitán se mantuvo leyendo el bando y los soldados repelieron la agresión. Pronto se colocó un cañón delante del Centro de Dependientes, y a las once de la noche hicieron siete disparos mientras desde el terrado de Atarazanas se hacía fuego con una ametralladora. A las doce y media murió Compte por efecto de la metralla y poco después también moría González Alba. Desde allí se pidieron refuerzos a la Consejería de Gobernación, pero Dencás les hizo oir por el teléfono los disparos que estaban recibiendo, y les negó la ayuda.

A la una y media, trasladaron los cadáveres de Compte y González Alba al Salón de Sesiones del Centro. Tenian dos heridos, y uno de ellos murió dejándolo junto a una ventana; se llevaron el otro herido y salieron a las azoteas por donde desaparecieron. Esta foto del local se hizo después de la huida.


Mañana continuaremos.

1 comentario:

  1. No parece, por el relato, que la sublevación tuviese demasiado apoyo polpular... El despliegue, para lo que es Barcelona, es pequeño.
    La Guardia de Asalto debió dar mas lata, pero los escamots no debieron ser una fuerza temible para un ejército regular.

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