Amicus Plato (18)

El Comisario de Orden Público Andreu Rebertés que, dicho sea de paso, era un personaje poco recomendable que había accedido a este cargo por considerar Companys que estaba en deuda con él, pasa a ser el personaje que descubre el complot contra Companys. Fué destituido, detenido, encerrado en el Castillo de Montjuich, y poco más tarde sacado de allí y asesinado en una cuneta a pocos kilómetros de Barcelona. Quien lo asesinó sigue siendo un misterio, pero se sospecha que los asesinos fueron los "muchachos de Dionisio Eroles", un cenetista de mucho cuidado, que era el Jefe de las Patrullas de Control anarquistas que saqueaban y asesinaban por las calles de Barcelona y sus alrededores.

Existen tres versiones distintas sobre la detención de Rebertés. Una es de origen comunista en la que se le acusa de apropiación indebida de una cantidad de oro y platino del Banco de España que iba a salir por la frontera para el pago de una determinada cantidad de armamento. Esta versión no parece muy fiable.

Otra versión mantiene que Rebertés tenía viejos pleitos con su madrastra, Concepción A. García, por cuestiones de herencia, y ordenó a sus patrulleros privados que se presentaran en una casa del barrio viejo de Barcelona, que preguntaran por ella, y que tuvieran cuidado porque se trataba de una espía al servicio de Italia y Francia y le dieran el clásico "paseo" en la carretera de la Rabassada. Los agentes cumplimentaron sus órdenes y su asombro no tuvo límites al enterarse de aquella señora manifestaba ser la madre del Jefe Superior de Policía. Al darse cuenta de ello informaron de su extraña misión al jefe del Orden Público Dionisio Eroles, que vió que este asunto podía terminar en beneficio suyo y procedió a la detención de Rebertés.

El dia 21 de noviembre sucedió que en Barcelona, en el campo del Club de Fútbol Júpiter aparecieron los cadáveres de dos militares asesinados. Uno era el Comandante de la Guardia Nacional Republicana (antes Guardia Civil) D. Emilio Escobar Udaondo, también miembro de la dirección de la Escuela de Guerra, y del Capitán de la Aeronáutica D. Aurelio Martínez Jiménez, profesor de esa escuela. De los autores de este asesinato no se supo nada.

Una tercera versión es la de Xammar, según la cual, los dos vagones de material bélico aparcados en Port Bou para su envío a Barcelona serían escoltados por una sección de Guardias de Asalto adicta a Rebertés para quedar aparcada en Masnou, a quince kilómetros de Barcelona. Pero Rebertés pactó quedarse con el 20% de este material para su propia guardia.

Aunque no se explica la razón por la que Rebertés se iba a quedar con ese 20% de material, no es difícil imaginarse que todo ello estaba preparándose para un golpe de fuerza contra la CNT que el principal responsable de ello sería Juan Casanovas, que había insistido ante Companys en la necesidad de acabar con la prepotencia de los anarquistas, que todavía mantenian tres cargos en el gobierno de Cataluña. La vida de Companys se salvaría, pero a los anarquistas se les eliminaría.

Detenido Rebertés, quiso jugar la carta de su amistad con Companys, pero éste se quitó de enmedio, no quiso recibirlo, y ya se encargarían los demás de llevarlo al Castillo de Montjuich, de donde saldría para terminar en una cuneta de la carretera.

El diario La Vanguardia durante una semana estuvo dando noticias sobre el "estado de salud" del Presidente Companys. Veamos lo que decía el dia 26 de noviembre de 1936

y el dia 1 de octubre se recuperaba de la enfermedad

Casanovas tuvo que salir para Francia, y otros, como Xammar, ya lo habian hecho pocas horas antes.

Y con esto terminamos esta historia que reconocemos ha sido un rollo macabeo. Pero también creemos que es necesario que se sepan estas cosas para desmentir a aquellos que a estas horas siguen hablando de la unidad de las fuerzas políticas de la República y de que la guerra se perdió por culpa de los italianos y alemanes, cuando la verdad monda y lironda es que eran unos sinvergüenzas, incompetentes, ambiciosos e ignorantes. Eso sí, muy "astutos" y capaces de matarse por un quítame allá esas pajas.