Aniversario

Yo no lo quito

Dentro de cuatro dias se van a cumplir 38 años de la muerte de Francisco Franco. Y a lo largo de estos 38 años resulta que es uno de los hombres sobre los que más se ha escrito de la Historia de España, Y se ha escrito de todo. Tanto, que ahora una periodista llamada Pilar Eyre nos ha empezado a contar aspectos de la vida "intima" de este hombre que sólo a los imbéciles pueden interesar. Pero los imbéciles son tantos que el libro va a tener muchos compradores.

Piensen ustedes que los españoles que han cumplido ahora los cuarenta años ni han conocido a Franco, ni tampoco eso que ahora se llama "franquismo" porque todavía no habían llegado a eso que irónicamente se denomina "uso de razón". Lo que no es obstáculo para que algún semoviente llegue a escribir que "Franco fusilaba a los niños que no pensaban como él" como hemos tenido ocasión de leer en algún blog de esos que corren por Internet. Y por eso no es de extrañar que Pio Moa haya escrito hace unos dias estos párrafos:

"La oposición a Franco no ha cesado de crecer en los últimos quince años. Lo cual prueba tanto la farsa en que se ha convertido la política en España, como la plena actualidad de un personaje y un régimen fenecidos hace 38 y 35 años respectivamente. Y son actuales porque no han sido asimilados de forma mínimamente racional, entre los necios que se creen demócratos por declararse antifranquistas, y los no menos necios que "miran el futuro", como si pudieran ver o aprender algo de ese modo. Si algo triunfa en España desde hace tiempo es el espíritu de la pose y de la sandez insolente y chabacana".

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 "los antifranquistas creen que su ignorancia, sustituida por mitos de tres al cuarto, les otorga una aureola moral y democrática. Creen que haber librado a España de una revolución totalitaria no tiene ningún mérito. Que haber evitado a España la II Guerra Mundial carece de importancia, o incluso ocurrió a pesar de Franco. Que haber derrotado al maquis comunista es un crimen. Que haber asegurado la paz más larga en dos siglos, persistente aún, es una fruslería. Que haber traido la época de mayor prosperidad y desarrollo económico vivido por el pais en dos siglos, carece de excesivo interés o sucedió a pesar del franquismo. Que carece de valor haber disuelto (salvo en minorias irreconciliables) los odios que destrozaron a la república... En suma. creen que reconocer los enormes logros de aquel régimen es una actitud "fascista", la cual debiera ser penada con cárcel o al menos rechazada de cualquier medio de comunicación y condenada a muerte civil."

Pero ocurre que hablar de Franco sigue dando dinero, y por eso ahora Pilar Eyre saca a la luz curiosidades de la vida íntima del general, como la fimosis que padecía y que no se quiso operar, (¿de donde sacaría estas noticias tas interesantes?) y lo que ella denomina su "complejo de Edipo" porque adoraba a su madre. y es que para esta ilustre escritora eso de amar a su madre sólo se puede calificar como complejo de Edipo. Quizás porque ella no amaba a su madre. Pero ese es su problema y a nadie le interesa.

Aquí, en Cataluña, tenemos un historiador, monje benedictino de Montserrat, que se llama Hilari Raguer, que ha escrito un libro en el que culpa a Franco del fusilamiento del general Batet porque éste había sido uno de los jueces del famoso expediente Picasso, en el que denostaba a los militares africanistas, entre ellos a Millán Astray y a Francisco Franco. Este historiador había nacido en Madrid donde su padre trabajaba en Construcciones y Contratas, pero la familia se tuvo que trasladar a Barcelona, y allí les pilló la guerra, y vivieron medio escondidos en Barcelona durante tres años. Terminada la guerra, estudió en la Universidad de Barcelona Derecho y Ciencias Políticas, y decidió hacerse monje. Las historias de Raguer son la Biblia de cualquier catalanista.

De Millan Astray llega a decir que: "..tiembla cuando oye el silbido de las balas y rehuye su puesto y explota de la manera más inicua una herida que en cualquier otro hubiera sido leve y por condescendencia del médico llega a ser grave y le cuesta al Estado 9,135 pesetas."

Para los que no conocen estas cosas, les diremos que el fundador de La Legión recibió en Marruecos cuatro heridas.

La primera fué el 17 de septiembre de 1921 en el barranco de Amadí cuando estaba dando órdenes para la toma de Nador.

La segunda el 10 de enero de 1922 después del combate de Draa-el-Asef, cuando estaba siendo relevado por el Teniente Coronel González Tablas, y fué herido en una pierna.

La tercera el 20 de octubre de 1924 cuando, ascendido a Coronel, y camino del Fondak de Ain Yedida, cuando iba a tomar el mando de la columna Regaia, encontró la carretera cortada por el fuego enemigo. Al acercarse a los soldados del Batallón de Burgos recibió un disparo que le destrozó el brazo izquierdo. Brazo que le fué amputado por habérsele diagnosticado gangrena.

La cuarta el 4 de marzo de 1926 cuando después de haberse tomado Loma Redonda, mientras examinaba las tareas de fortificación recibió un disparo que le destrozó el ojo derecho le produjo un desgarrón en el maxilar y mejilla izquierda

Si hacemos caso a lo que cuenta el historiador Hilari Raguer, habrá que empezar a considerar si estas heridas se las hizo al caerse de la cama.

En cuanto a Franco, tanto Raguer como su compadre Preston, afirman que el odio de Franco a Batet se debía a que éste no realizó una escabechina en Barcelona el 6 de octubre de 1934, a pesar de sus instrucciones. Pero como ésto no es suficiente, también dice que Batet, en su informe sobre Franco relacionado con el expediente Picasso, había escrito::"El comandante Franco, del Tercio, tan traido y llevado por su valor, no siente satisfacción de estar con sus soldados, pues se pasó cuatro meses en la plaza para curarse de una enfermedad voluntaria, que muy bien pudiera haberlo hecho en el campo, explotando vergonzosa y descaradamente una enfermedad que no le impedía estar todo el dia en bares y círculos. Oficial como éste, que pide la laureada y no se la conceden, donde con tanta facilidad se ha dado, porque sólo se realizó en cumplimiento de su deber, ya está suficientemente calificado".

En vista de lo cual sería muy interesante que Pilar Eyre nos explicara qué es lo que hacía Franco por los bares de Melilla hasta el punto de adquirir una enfermadad "voluntaria". Un hombre que, según nos cuenta la escritora, sentía temor por el sexo. Claro que estas cosas se las podría aclarar Hilari Raguer.

Otra cosa es afirmar que Franco "había pedido" la Laureada. Claro que lo que no sabe es que la Laureada había que solicitarla y, admitida la solicitud, se abría un "informe contradictorio" para decidir si se concedía o no. Esta petición solía hacerse por recomendación del Jefe a cuyas órdenes te encuentrabas en el sentido de que estaría dispuesto a informarla favorablemente.

Tampoco cuenta Raguer que Franco ascendió a Comandante a los 29 años, y hubo problemas porque se consideraba que era demasiado joven para ejercer el mando de Comandante. Pero ascendió, y ello debió provocar muchas críticas. Y no digamos cuando a los 33 años se convirtió en el general más joven de Europa.

Y para no alargar más esto, terminaremos con las palabras de Pio Moa cuando nos dice que:

"El antifranquismo es estéril y esterilizador porque se basa en la mentira sistemática. Hay dos tipos de antifranquistas: los cínicos y los ingenuos. Los primeros, tipo Cebrian, Guerra, los golfos subvencionados de la memoria histórica, determinados historiadores y periodistas, son conscientes de sus embustes; pero también saben que el embuste se ha convertido en un negocio, muy productivo para muchos de ellos. Los ingenuos, la gran mayoría, si algo revelan es el éxito de la falsificación histórica y política entre un público de muy escaso sentido crítico y conocimiento del pasado, infantilizado a conciencia por la demagogia y la televisión basura. Ah, tenemos un tercer tipo: el de aquellos líderes del PP que escupen sobre la tumba de sus padres.

 No es casual que el antifranquismo venga condensado en una ley totalitaria como la de la memoria histórica (LMH). Clave de una involución antidemocrática de la que casi todos los políticos se hacen los desentendidos".